I'm too busy, don't have time for
Things you say that aren't important
Where's the bathroom at?
Leave me alone
I just came here to the party for the drugs
(Drugs), drugs, (drugs), drugs, (drugs)
I'm not tryna make a friend or fall in love
(Love), love, (love), love, (love)
So just stop the faking
Not for here for nameless faces
Pointless talkin', conversations
(Drugs), drugs, (drugs), drugs, (drugs)
I just came here for the drugs.
Drugs - Upsahl
El Heaven's Door era un bar que había sido capaz de resistir a las crisis y a los cambios y aunque no era un sitio elegante y las copas eran baratas, lo cierto es que se habían labrado un nombre; se había convertido en un lugar emblemático en el barrio. Era un edificio antiguo con grandes columnas y un patio central con un escenario, donde se hacían conciertos, fiestas de la espuma y demás. Las paredes eran de ladrillo visto, con ese aire industrial de principios de siglo en el que el hierro negro seguía allí desde la época de sus padres.
El dueño, Fabio, era un hombre trans que había manifestado el posicionamiento político de su local muchas veces a favor del movimiento LGTBI. Unos meses atrás, después de una manifestación de la derecha, un grupo se había metido en el bar y habían hecho muchos destrozos. Fabio lo arregló rápidamente, pero decidió dejar una enorme pintada en una de las paredes que rezaba "maricones de mierda". Le encantaba. La gente se había hecho tantas selfies que la redes estaban plagadas de aquella declaración de intenciones: nadie os tiene ni un poco de miedo aquí.
El Heaven's Door no era un bar de ambiente como tal, aunque muchas veces había espectáculos de drags y otras performances. A Ezra le apasionaba ese sitio por muchas cosas y una de ellas era la extraña mixtura que se formaba cada noche.
Llevaban años yendo, antes con carnets falsos que nadie les cuestionó, aunque seguro que eran bastante poco creíbles. Algunas de sus noches más locas las había vivido allí, muchas veces se habían ido solo cuando se encendían las luces y todo tenía que cerrar. En tiempos de mierda eso es suficiente para salvarte la semana. Además, allí todos les conocían y a Ezra le encantaba eso, que le reconocieran. No tenía la más mínima intención de perder el tiempo en redes sociales o haciendo algo a lo que otros pudieran darle un like. A él lo que le gustaba era manejar a la gente, caer bien. Manipular en el caso de ser necesario o incluso cuando no lo fuera.
No era por fardar y no era una mentira: Ezra Strauss era una persona popular. Nunca iba a esperar una cola, nunca iba a quedarse fuera de un reservado y podría hacerse con las copas gratis que quisiera. Sabía lo que tenía que hacer perfectamente: entendía a las personas, siempre lo había hecho. Ese era su talento. Sabía hacerse querer y también sabía hacerse odiar. Ambas cosas le resultaban muy divertidas.
Y además el Heaven's era un sitio que incomodaba a la gente corriente. Ezra detestaba a la gente corriente y mediocre. Detestaba a la gente que no era capaz de ver más allá de sus putas narices y detestaba a la gente que se regodeaba en lo básico. Él tenía algunos amigos que no iban allí porque les daba miedo que les entraran otros tíos y eso le ponía de los putos nervios; ¿acaso no les subía la moral que alguien quisiera follarselos? Gente con mal gusto hay en todas partes.
Ezra era un excéntrico. Lo era de forma calculada, claro, porque sabía que la pinta de uno también dice mucho. Le gustaba despistar, era como interpretar un papel. Solo vestía de negro porque iba con su personaje. Los dos piercings de su labio inferior también. Y la mitad del pelo rapado, mientras el otro lado quedaba largo hasta el cuello, también. Era un rollo un poco pasado, un poco emo, pero a él le gustaba y ya nadie iba así. Dylan le llamaba la zorra del infierno y le parecía un apodo genial. Y lo de los ojos, bueno. El coloboma de iris no era el fin del mundo: había días que veía fatal, pero se había acostumbrado a los borrones y a la doble imagen y a toda esa mierda. No lo cambiaría: la teatralidad que da es un plus. Se le ocurrían una infinita lista de cosas más jodidas.

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Salvajes
Novela JuvenilJuliet está rota porque quien debía quererla no la quiso. Ezra está en guerra con el mundo porque no sabe hacer otra cosa. LeBlanc tiene miedo de admitir que está enamorado. Summer siente tanta culpa que no es capaz de vivir del todo. Grey no tiene...