XIV

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And all you'd ever hear me say

Is how I picture me with you
That's all you'd ever hear me say
But since you been gone
I can breathe for the first time
I'm so moving on, yeah, yeah
Thanks to you
Now I get what I want
Since you been gone


Since you been gone - A day to remember




-¿Pero crees de verdad que podrás andar con plataformas?- preguntó Margo.

-Joder, no tiene que ser muy difícil, ¿no?- respondió Dylan.

-Dios mío, la audacia masculina... Mira, lo dejamos, ya está. Te vas a matar. O peor, te vas a caer y te vas a romper un tobillo.

-¿Eso es peor que matarse?- quiso saber él.

-Claro: si te matas ya no hay que aguantarte más. Si te rompes el tobillo no me quiero ni imaginar las quejas.

Dylan le hizo una peineta sin siquiera levantar la vista de la mesa de mezclas. Tocaba los botones, giraba las ruedas: parecía que funcionaba. Era de tercera mano como poco, pero estaba bien: la había conseguido gratis, se la habían dado en la empresa en la que solía trabajar y joder, les venía que ni pintada.

-Summer ha dicho que ella me enseña y que me presta sus zapatos de pole dance- respondió el rubio, concentrado.

-¿Summer hace pole dance?- preguntó Margo.

-Sí. Era una pasada.

-Dios, odio que tus amigas sean hetero.- Margo se dejó caer en el sofá. El local de ensayo era más bien un trastero de su padre en el que había espacio justo, pero donde podían dejar los instrumentos y no molestaban a nadie. Convivían con muchos trastos de lo más diversos: un sofá hecho polvo, dos lavadoras viejas, una moto que nunca había arrancado, muchas herramientas, un viejo reloj de pared. El padre de Margo se dedicaba a comprar trasteros abandonados y a revender después lo que encontraba: había salido en la tele muchas veces y casi le dan su propio programa, pero un día casi se lía a golpes con un cámara y lo cancelaron todo. No era un mal tío, solo que tenía poca paciencia para algunas cosas.

-No todas mis amigas son hetero. Tú no lo eres. Juliet creo que no tiene interés ninguno en nada ni nadie. Pero Summer es un caso perdido; con ella sí que no tienes ninguna oportunidad.

Margo y él se conocieron cuando Dylan empezó a ir a la escuela nocturna para aprender sonido e iluminación. Al final ella lo había dejado para ir a la escuela de artes aunque tampoco es que fuera demasiado a clase.

Margo era una locura: una chica diminuta que iba siempre con una parte de la cabeza rapada y la otra teñida. Tenía unas dilataciones enormes en las orejas y un septum gigantesco en la nariz. Vestía un poco como una estrella de circo: con chisteras, americanas largas y medias con muchísimos colores. A Dylan le fascinó desde la primera vez que la vio.

Estaba metida en todas las asociaciones del mundo y en todas las causas sociales que podía. Trabajaba de voluntaria en un albergue de sin techo, en una protectora de animales, con una asociación ecologista que cada verano se iba a limpiar la playa de mierda.

Discutir era su pasión, pero también estaba a favor de pasar de todo a veces y de mandar a cualquier gilipollas a la mierda cada vez que pudiera. Siempre decía que eso de "prefiero tener paz a tener razón" era una soberana tontería: la paz no existe desde hace mucho para los que están de verdad jodidos. Tenía toda la razón del mundo.

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