XXXXVI

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It's bugging me
Grating me
And twisting me around
Yeah, I'm endlessly
Caving in
And turning inside out'Cause I want it now
I want it now
Give me your heart and your soul
And I'm breaking out
I'm breaking out
Last chance to lose control


Hysteria - Muse




Si tuviera que explicarse sería demasiado complicado pero no tendría que hacerlo porque había escogido la opción fácil: había mentido.

Le había dicho a LeBlanc que no había vuelto a ver a Ezra y, obviamente, eso no era así. Le había llevado a su casa un par de días después de su pelea y luego, sí, como siempre, había desaparecido. Su visita había sido desoladora y no tenía ninguna fe en que, como él mismo había dicho, fuera a arreglar nada.

Por eso le sorprendió cuando Summer le escribió diciendo que Ezra había vuelto a casa, que había comido tranquilamente y que pasaba muchas horas durmiendo, como reponiéndose. Estaba segura de que él no le había contado nada así que ella tampoco lo hizo: tenía que respetar sus tiempos.

Se obsesionó bastante con la idea. Le dio vueltas y vueltas hasta que no le quedó otra que asumir que no podía hacer nada. Que en realidad tampoco sabía nada más de lo que un borracho le había dicho justo en su peor momento. Era decisión de Ezra y eso, por más que le pesara, no podía controlarlo.

En aquel momento, sin embargo, la invadía un tipo distinto de culpa: la de haber mentido a LeBlanc, aunque fuera por respetar a Ezra. Todo era tremendamente complicado así que, simplemente, se conformó con alejar ese pensamiento, con disfrutar de aquel lugar tan extraño y tan elegante.

Leb estaba muy guapo. De hecho, nunca le había visto tan guapo. Y eso que era una persona tan interesante que le parecía imposible que pudiera no gustarle a alguien. Le había gustado tanto la idea de la cita, aunque fuera una niñería absurda, que no había podido decir que no. No había querido decir que no.

La chica del fondo, junto al piano, cantaba con voz melosa y pausas elegantes. La sala, con varios niveles y barandillas recargadas que recordaban a cualquier foto que uno hubiera visto en un tumblr sobre Versalles o Queluz, estaba tenuemente iluminada. Lejos de parecer un secreto forzado aquello le daba un toque íntimo. Como si en realidad no estuvieran haciendo nada mal. Como si no hubiera nada oscuro en las parejas y los grupos que compartían allí la cena. Como si fuera un sueño.

Juliet prefería no pensar en ello. Se sentía muy guapa, el vino estaba muy bueno, la comida era deliciosa. La verdad es que así no le costaba nada recordar lo que le gustaba de su vida en Nueva York: lo accesibles que eran ese tipo de sitios. Y la verdad es que nunca antes se había dado cuenta de la facilidad con la que su amigo era capaz de saltar de un mundo a otro.

En realidad los dos se estaban metiendo en el papel; como si fuera una cita de verdad. El pack complejo, el juego entero.

-Jean, cielo, ¿qué tal?

Una mujer se acercó a la mesa antes de que terminaran. Era rubia y llevaba un vestido verde un poco básico. Venía de una mesa donde dos mujeres más reían acompañadas de un par de chicos mucho más jóvenes.

-Rebeca, ¿cómo te va? Qué bueno verte, estás muy guapa.- sonrió el chico con una naturalidad asombrosa.

-¿Me tomas el pelo? Quien cogiera vuestros años...-suspiró ella. Parecía divertida y no tan elegante como todo lo demás que había allí. ¿Qué edad tendría?¿Cuarenta?¿Cuarenta y cinco? Seguro que era una de esas mamás a las que vendía drogas. A Juliet no le pasó por alto que la miraba de soslayo. Probablemente quería preguntar quién era.

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