I wanna start this out and say
I gotta get it off my chest (My chest)
Know nobody else will tell you
So there's some things I gotta say
Gonna jot it down and then get it out
And then I'll be on my wayNo, you're not half the man you think that you are
'Cause you can't love nothing unless there's something in it for you
You should be sad - Halsey
En otras circunstancias aquello le habría parecido bonito. Seguro que lo había visto en una comedia romántica de esas que se tragaba sin pestañear y que le hacían llorar a veces, con chicas guapas con mechas tipo babylight. Chicos guapos que iban bajo tu ventana con un radio-casette, que te buscaban a través de pistas cuando huías de casa, que se enamoraban de ti pese a que eres la mejor amiga de su hermano, que hacen un chanchullo contigo para aparentar ser novios hasta que al final el amor nace de forma imparable o que se mueren antes que tú y te enseñan a vivir la vida.
¿Quién era el hermano de su mejor amigo? LeBlanc y Dylan y Juliet no tenían hermanos. El hermano de Grey tenía 10 años. No era viable. ¿Y un entierro? Le venía fatal. Menudo bajón.
Viable es que te lleguen flores al trabajo. Un enorme ramo de 24 rosas blancas que a saber qué significaron en algún momento llenándolo todo de un olor que le recordaba irremediablemente a las señoras mayores que iban a la tienda y a las que, seguro, les encantaría aquello. Como a Marceline, la encargada, que había vaciado las flores de plástico de un jarrón que solía estar detrás del mostrador.
-Querida, ese chico debe estar loco por ti. ¡Qué detalle tan bonito!
Veinticuatro rosas blancas. El repartidor había llegado justo cuando estaban abriendo con las flores a su nombre y una tarjeta blanca llena de adornos dorados y una letra elegante y cursiva. "Eres la luz de mis días. Te quiere, Josh".
Pero Josh no había escrito eso. Le imaginó pidiendo al encargado o a la encargada o a quien fuera que escribiera algo para una chica. Un mensaje genérico para una chica genérica a la que, como a todas las chicas genéricas, le haría una ilusión infinita recibir 24 rosas genéricas en un envoltorio carísimo y genérico.
-Es un encanto- respondió ella, algo irónica. Marceline era una mujer de pelo rubio y juventud forzada: se gastaba una pasta en ácido hialurónico y otras mierdas. Llevaba el pelo rubio en unas adecuadas ondas, de una adecuada longitud. Hacía el efecto que quería: entre tantas chicas jóvenes aportaba la sensación de control con sus trajes negros de chaqueta y pantalón.
Summer se lo reprochó a sí misma: Marceline no era mala. De hecho hacía bien su trabajo y si podía te quitaba marrones de encima, enseñaba a las nuevas aunque fuera un coñazo hacerlo. No estaba bien pagar nada con ella.
Las flores quedaban bien tras el mostrador. ¿Se las habría aconsejado su madre? Seguro que no. A los padres de Josh les gustaría que no estuviera con él: querrían a alguien más complaciente, que tuviera pinta de dar menos problemas. De buena familia a poder ser, con ganas de tener hijos y una carrera poco importante para que no le importara atender a Josh como debía. Su padre lo había dejado caer: "ya sabes, a los hombres eso no se nos da bien".
Eso es cocinar, limpiar, ordenar. Todo lo que hace un adulto funcional en su casa sin necesidad de que nadie se lo haga. Todo lo que Josh, a sus 25 tacos, no hacía: en su residencia tenían servicio de lavandería, limpieza en zonas comunes y en dormitorios, comedor. ¿Acaso a alguien se le pasaba por la cabeza que esas cosas le fueran a interesar luego? Por supuesto que no. Qué sexy.
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Salvajes
Teen FictionJuliet está rota porque quien debía quererla no la quiso. Ezra está en guerra con el mundo porque no sabe hacer otra cosa. LeBlanc tiene miedo de admitir que está enamorado. Summer siente tanta culpa que no es capaz de vivir del todo. Grey no tiene...