Salvajes

XXXIV

I'm gonna fight 'em all
A seven nation army couldn't hold me back
They're gonna rip it off
Taking their time right behind my back
And I'm talking to myself at night
Because I can't forget
Back and forth through my mind
Behind a cigarette

Seven nation army - Zella Day

Hizo todo el viaje en silencio y fue tenso, pero no difícil: de verdad estaba enfadada. Grey y Ezra se quedaron dormidos en seguida, Dylan siguió maldiciendo a cada coche con el que se encontraron. LeBlanc intentó hacer como si nada. A Juls eso no se le daba tan bien, pero estaba tranquila. Cuando pararon en un área de descanso Summer salió del coche dando un portazo y se dirigió al baño, más por la necesidad de dramatismo que porque lo fuera a utilizar.

Se miró al espejo. Se había puesto un gloss horrible porque había escuchado a la madre de Josh diciendo que el pintalabios de colores era vulgar y claramente lo había dicho por ella. Y se había puesto una chaqueta porque había pillado a su hermano mirándole las tetas muchas veces. Se había sentido culpable con la condescendencia con la que le trataba su padre, como si fuera culpa suya.

Resopló, mirando su reflejo en el espejo bajo la luz deprimente del fluorescente. No estaba enfadada con sus amigos: estaba enfadada consigo misma. ¿Por qué aguantaba todas esas tonterías?¿Por qué aguantaba a un tío como Josh, que ni siquiera se había dado cuenta de los desprecios que había tenido su familia con ella todo el tiempo? No habían sido gestos directos, sino comentarios, formas feas de hablar.

No había hecho nada porque él era exactamente igual: porque él tenía asumidos todos esos gestos. Ni siquiera se daba cuenta. Ni siquiera se daba cuenta de que estaba mal dar por hecho que sus estudios eran más importantes que el trabajo de Summer. Josh pensaba que todo giraba en torno a él y lo asumía con una naturalidad de la que solo gozaban los que siempre lo habían tenido todo fácil.

Republicanos. Putos republicanos de los cojones. Por primera vez Summer sintió que estaba follándose al enemigo. Qué rabia le dio.

¿Por qué no quería eso?¿Por qué no quería ser una más de esa fantasía de gente buena que lo tiene todo fácil? Podía aparentarlo perfectamente. Pero, de golpe, se daba cuenta de que no era tan sencillo.

Pensaba que se lo merecía. En un impulso masoquista había pensado que estar con alguien como Josh podía ser una redención: ella le había hecho imposible la vida a gente así en el instituto. Si hubiera sido diferente...

Resopló. Estaba cabreada y le daba igual estarlo con ella o con los demás. Salió del baño y se dirigió a la tienda de la gasolinera de aquel lugar que parecía sacado de un slasher barato. Rebuscó algunas chocolatinas con crema de cacahuete, las que tuvieran más calorías de todo aquel tugurio. Quería comerse sus sentimientos y beberse sus sentimientos y follarse sus sentimientos.

Se volvió. Se encontró con el encargado a un palmo.

-¿Me dejas pasar?-gruñó ella.

-¿Cómo te llamas?- preguntó él. Era un tipo alto con unos ojos oscuros que daban puto miedo. Huesudo, como una calavera, con pelo grasiento y granos en la frente. Summer se dio cuenta tarde de que no había nadie más en la tienda.

-Te da igual. Déjame pasar- dijo, ahora también nerviosa. El tipo no se movió. Joder, lo último que le apetecía era tener que lidiar con algo así pero no pudo evitar de que se apoderara de ella un miedo que la dejó clavada en el suelo. El día había sido demasiado duro. No podía con algo así ahora.