-¿Para qué crees que Dumbledore quiera que llevemos a nuestras mascotas a clase? -preguntó Nélida con su sapo en la mano. Nos dirigíamos a la clase de Transformaciones-
-No lo sé. Espero que no sea para practicar el "Evanesco" con ellos... -acaricié la cabeza de Clifford. Llegamos al aula y buscamos lugar para sentarnos. Lamentablemente, esta clase (y algunas otras) la compartíamos con Slytherin. Lo bueno es que también estaba Gryffindor-
-¡Addy! ¡Por aquí! -gritó Melissa entusiastamente. Ellas estaban adelante de Tom Riddle y detrás de la otra puerta de salida que había. Miré a Nélida con disculpas-
-Ve, yo estoy contigo la mayor parte del día. -dijo con una sonrisa. Yo fui hasta donde estaban mis amigas y dejé a Clifford en la mesa-
-Cuidado, tu gato se comerá a mi ratón. -dijo Daisy, alzando su pequeña ratita blanca-
-¿Hiciste la tarea de pociones? -preguntó Melissa- Escribí como diez pergaminos. Era muy difícil. -se quejó-
-No, olvidé hacerla. -dije, recordando que después de Transformaciones teníamos Pociones- Es que, verdaderamente, soy muy mala para Pociones. -me mordí el labio-
-Y para todo... -murmuró alguien atrás. Fulminé a Tom con la mirada (aunque él haya estado concentrado en su libro de... Vaya a saber de qué)-
-¡Genial! -exclamó alguien entrando al aula- Tenemos clases con los estúpidos leones y los inservibles tejones. -con Daisy y Malissa nos dimos vuelta. Era un grupo de Slytherin buscando asiento-
-Agh... Malditas serpientes. -murmuró Daisy- Es un desperdicio de belleza. -volvió a mirar al frente. Dumbledore todavía no llegaba-
-Ustedes, muévanse. -ordenó una fría voz detrás de nosotras. Los Slytherin de nuevo-
-¿Disculpa? -dijo Mel-
-Sí, te disculpo. Ahora muévanse. -dijo el rubio-
-Nosotras llegamos primero, Malfoy. -dije cuando mis amigas planeaban levantarse. Agarré a Daisy del brazo y la volví a sentar-
-Tú cállate, sangre sucia. -dijo, provocando varias exclamaciones de sorpresa y muchas miradas de dolor. No era la única hija de padres no magos. Yo me levanté y lo miré de frente-
-¿Cómo dijiste? -estaba roja de la ira-
-Sangre sucia. -pronunció con asco-
-Esta sangre sucia puede golpearte al mejor estilo muggle y hacer que sufras más que con un Crucio. -amenacé. La puerta volvió a abrirse y vimos a Albus Dumbledore caminar en dirección al escritorio que había en frente de la clase-
-¿Pasó algo? -preguntó cuando pasaba por nuestro lado-
-No, profesor. -dijo Malfoy, mirándome con enojo. Me volví a sentar al lado de mis amigas-
-Entonces, tome asiento, por favor. -contestó Albus. Abraxas nos dedicó otra mirada de desdén y se fue con su grupo a las mesas de atrás- Buenos días, queridos estudiantes... -saludó Dumbledore-
-Creo que la que debe estar en Gryffindor soy yo. -dije en tono de regaño- ¿Cómo es que no le hacen frente a ese idiota? -Daisy y Melissa seguían mirándome con adoración- "Los Gryffindor son valientes" -recité- Claro, ustedes son las más valientes de Hogwarts.
-Te llamó sangre sucia... -murmuró Melissa-
-Es un maldito. -dijo Daisy enojada-
-Cinco puntos menos para Gryffindor y Hufflepuff por hablar... Y diez menos a Slytherin por la utilización de esa frase despectiva. -dijo Albus y siguió dando la clase- Les he pedido que traigan a sus animales para practicar con el hechizo "Engorgio". Es un hechizo fácil que ya han aprendido, pero deben practicarlo para los EXTASIS de fin de año. -vimos al fénix de Dumbledore aparecer por la ventana. Se posó en la mesa y Dumbledore le sonrió- ¡Engorgio! -señaló al ave con la varita y comenzó a crecer cada vez más. Ya tenía el tamaño de una persona- Antes lo usábamos con objetos como copas o libros. Ahora lo haremos con seres vivos... -el fénix volvió a la normalidad y Albus le acarició la cabeza- Iremos por orden alfabético...