Capítulo 49: Aléjate de mí

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Volteé la cabeza como si fuera un búho y vi con horror a la serpiente de labios suaves. Volví a alterarme y a temblar. Quise alejarme de él lo más rápido posible, retrocediendo aún de sentada. Él dio unos pasos hacia mí, así que intenté levantarme para correr.

-Aléjate de mí, desquiciado. -dije, con la voz temblorosa y ronca. Una ráfaga de dolor pasó por sus ojos, pero estaba tan oscuro que podría haber sido mi imaginación-

-No voy a dañarte... -habló-

-¿Esperas que me lo crea? -dije con enojo. El coraje estaba empezando a salir como lava de un volcán en erupción. Cada vez sentía más y más furia- ¡Asesinaste a una niña inocente! -grité y dejé de moverme. Él se frenó al escucharme gritar eso. Cerré los puños, agarrando un poco de césped al hacerlo- Creaste un horrocrux... -susurré- ¡Asesinaste a Myrtle para volverte inmortal, hijo de puta! -volví a derramar lágrimas- ¡¿Cómo sé que no vas a hacer lo mismo conmigo?! -él comenzó a negar con la cabeza y a tratar de acercarse. Yo me levanté, sintiendo gran ardor en los músculos de mis piernas- ¡Estamos solos! ¡Vamos! ¡Hazlo! -se quedó en silencio- ¡¡Mátame!!

-No voy a hacerlo, Adeline... -dijo con seriedad. Parecía mitad loco, mitad cuerdo. Sus ojos tenían ese toque de locura característico de un psicópata-


-Eres el heredero de Slytherin, Tom. -lo miré directo a los ojos- Debes continuar con tu tarea de limpiar Hogwarts de los sangre sucia. -él mostró una pizca de sorpresa en ese momento, pero volvió a la misma expresión- Oh, sí. Sé sobre eso, mi amor. Tu queridísimo Salazar era igual de hijo de puta que tú y todos los de tu casa.

-Cállate. -espetó con enojo. Me asusté un poco, pero la furia era la emoción principal en mí-

-Y pensar que te quise tanto... -negué con la cabeza, decepcionada- ¡Eres un lunático! ¡Un asesino!

-¡Cállate! -gritó, sacando su varita. Me alarmé y me tensé-

-Genial... -aplaudí- Sólo tienes dos palabras que pronunciar. -caminé unos tres pasos hasta uno de los árboles que allí habían, sin despegar mis ojos de los suyos. El cielo estaba nublado, las estrellas no se veían, cosa que me entristeció aún más- Avada... -susurré mientras una lágrima resbalaba por mi mejilla- Kedavra.

-No voy hacerlo, Adeline... -dijo con exasperación-

-¡Hazlo! -chillé- ¡No creo poder vivir queriendo tanto a un asesino! -su ceño se suavizó- No creo poder... -susurré, negando con la cabeza. Mi corazón casi explota al verlo avanzar con rapidez. ¿Acaso me mataría con sus propias manos?-

Al llegar hasta mí, no me ahorcó ni me golpeó. Él me abrazó, haciendo que mi corazón doliera todavía más. La sorpresa hizo que mis reflejos fallaran. No pude reaccionar con rapidez. Cerré los ojos y aspiré su aroma, sin poder evitar que los sollozos me controlaran. Lentamente le devolví el abrazo, sintiendo su calor y sus latidos. Por lo menos sigue teniendo un corazón...

-No te haré daño... -me susurró al oído. Apoyé mi frente en su pecho y seguí sollozando-

-¿Por qué tuviste que hacerlo? -dije en medio del llanto- ¿Por qué, Tom? ¿Por qué? -me aferré a su suéter, incapaz de alejarme de él- Pudimos tener una larga vida juntos... Envejecer y morir. -levanté la mirada, para poder ver sus ojos- Pero eso era demasiado muggle para ti. -mordí mi labio inferior-

-Lo siento...

-No lo sientes, Tom. -dije, casi inmediatamente después de que esas palabras salieran de su boca- Yo sé que no lo sientes. Tú eres un digno Slytherin. Ambicioso, astuto y amante de los sangre pura. -sentí que subía su varita- No te atrevas a hacerme olvidar esto. -lo alejé de mí- No te atrevas a usar el Obliviate conmigo. Y mucho menos para obligarme a olvidar esto. -saqué mis manos de su pecho- No te me acerque nunca más en tu eterna vida. -me limpié las lágrimas con las mangas de mi túnica y me giré para alejarme definitivamente de él-

***


-¡Adeline! -gritó Melissa, corriendo hacia mí. Daisy iba a su lado-

-¿Te enteraste de lo que pasó? -dijo la pelirroja-

-¿Qué? -las dos estaban con los ojos rojos-

-Encontraron muerta a Myrtle en el baño de mujeres. -dijo Melissa. Mis ojos volvieron a llenarse de agua, recordando todo lo sucedido la noche de ayer- Nos informaron en la sala... -me abrazó-

-Sabemos que la querías mucho... -Daisy también me abrazó. Yo cerré los ojos y me resigné a quedarme en silencio. Por más que quisiera, no podría delatar a Tom-

-Pobre Myrtle... -murmuré. Ellas me soltaron y se limpiaron las lágrimas. Yo tenía la vista en el suelo-

-Al parecer Rubeus, nuestro compañero, tenía una Acromántula escondida. Dicen que esa araña fue la que la asesinó. -contó Daisy- Tom ayudó a descubrir qué había sucedido. -la miré al instante- Él descubrió que Hagrid escondía a la araña.

-Hijo de puta. -dije, sin poder contenerme-

-Rubeus es bueno... -habló Mel-

-No él. -contesté al darme cuenta de lo que había dado a entender- La araña... -mentí-

-Debemos entrar al Comedor... -me dijo Finn. Comencé a caminar, pero visualicé a Olive Hornby al otro lado del pasillo, pálida, seria y asustada-

-¡Si no te hubieras burlado de ella, no estaría muerta! -grité. Ella me miró y sus ojos se llenaron de lágrimas- ¡Si no lo hubieras hecho, ella no se habría ido a esconder en el maldito baño! -la furia que intentaba descargar, no era en su contra. Yo sólo buscaba encontrar otros culpables. Inconscientemente, quería quitarle parte de la culpa a Tom-

-Vamos, Addy. -dijo Finn, agarrándome del brazo y llevándome hasta la mesa de Hufflepuff. Dean y Nélida me miraron con pena cuando me senté en el medio de los dos-

-Lo sentimos mucho, Adeline. -dijo Dean-

-Es una lástima. -agregó Nélida. Sequé mis lágrimas y suspiré. Dean me abrazó y yo se lo devolví. Me acarició el cabello y me plantó un beso en la frente-

-Todo estará bien... -intentó consolarme-

-¡Atención, alumnos! -habló la anciana voz de Dippet. Yo me alejé de Dean y decidí escuchar al director- Es una lástima que debamos darles una mala noticia. -dijo- Algunos ya lo saben, pero sé que la mayoría lo desconoce. -hizo una pausa- Ayer en la noche, una alumna fue encontrada muerta en el baño de mujeres del segundo piso. -hubo jadeos de sorpresa en todas las mesas- La niña Myrtle Elizabeth Warren, de Ravenclaw. -llevé la vista hacia Tom, quien se encontraba tranquilo e inexpresivo. Como si él fuera completamente ajeno a todo-

-Enfermo. -murmuré para mí misma-

-Si alguien tiene alguna información que necesitemos saber o que sea útil, puede decírnosla. -anunció ahora Dumbledore. Tom me miró en ese instante, como preguntándose si yo hablaría o no-

Yo sólo desvié la mirada y esperé a que sirvieran la maldita comida de una buena vez.

El comienzo de Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora