Capítulo 23: Tortura

16.2K 1.3K 123
                                    

Y aquí vamos otra vez. Tom y su capacidad para hacerme perder el aliento, con sus manos en mi cintura, impidiendo que me alejara. No es que quiera a alejarme, en realidad...

No entendía absolutamente nada. ¿Qué significaba esto? ¿Que yo sí le interesaba? Si es así, ¿por qué dijo esas palabras tan hirientes en la biblioteca? Según él, yo no valía ni su tiempo.

Aún besándolo y con los ojos cerrados, dejé caer una lágrima. Puse mis manos en su pecho y lo alejé un poco. Di vuelta la cara para esconderme detrás de mi cabello, tratando de no mostrar mi debilidad. Él, al igual que yo, estaba con la respiración agitada.

-Adeline... -pronunció. Yo no soporté más el oír su voz y abrí la puerta para poder escapar. Corrí y corrí por el pasillo- ¡Adeline! -me llamó. Escuché sus pasos detrás de mí, así que traté de correr más rápido- ¡Deja de correr, maldita sea! -lo escuchaba cada vez más cerca. Llegué a las escaleras y subí lo más rápido posible. Por suerte para mí, la escalera se movió antes de que él terminara de subir, desviándolo del camino-

-Cielos... -suspiré y traté de reponer el aire que me faltaba. Caminé sin rumbo por los pasillos del segundo piso, buscando algún pasadizo que me llevara a la cocina. Cuando sentí respiraciones a mis espaldas me alarmé-

-¿Perdida, sangre sucia? -escuché ese asqueroso acento (bueno, en August queda lindo, en él no) y me di la vuelta. Jack VanDame y sus amigos me miraban con burla-

-No te incumbe. -dije, irritada. Seguía molesta por lo que le había hecho a Tom. Me volví a girar y continué caminando-

-Desmaius. -escuché. Sentí una especie de golpe y luego todo se desvaneció-


***


Frío. Sentía mucho mucho frío. Abrí los ojos y me encontré de frente con el balcón de la torre de astronomía. Intenté moverme, pero era imposible. Miré mis manos y estaban atadas. El frío se debía a que sólo tenía puestos el sujetador y la falda del uniforme. ¡Enfermos!

-¿Tienes frío, Hufflepuff rechazada? -preguntó VamDame, saliendo de las sombras y poniéndose frente a mí. Ajusté la vista a la oscuridad y vi que sus amigos estaban sentados con la espalda apoyada en la pared, bebiendo algo que parecía ser alcohol-

-Eres un cobarde. -dije con odio. Sentí un gran dolor en las costillas luego de eso. Jack me había golpeado- ¿Qué? -dije, intentando recuperar el aire que me había sacado- ¿Acaso no puedes arreglar esto sin tenerme atada?

-Sí, puedo. Pero es sexy verte así...

-Eres un enfermo. -lo miré con asco. Él se rió y me miró de arriba a abajo-

-Es una lástima que seas una sangre sucia. Un desperdicio de belleza. -levantó una mano y la pasó por mi cintura. Yo me moví bruscamente, haciendo que la sacara- ¡Quédate quieta! -me golpeó en el estómago, provocando que no pudiera respirar a causa de eso-

-Esto... -di una bocanada de aire- Esto es ilegal, idiota. -levanté las piernas y lo pateé. Él se hizo para atrás y me miró enojado. Levantó su varita y sentí que las cuerdas en mis manos se ajustaban más- Agh... -ahogué el quejido de dolor. No quería darle el gusto-

-No debiste humillarme de esa forma, rubia... -se acercó de vuelta a mí. Traté de alejarlo con mis piernas pero las agarró y las puso al rededor de él. Estaba inmovilizada. Me removí, pero era inútil-

-¡Suéltame! -rugí-


Narra Tom Riddle:

El comienzo de Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora