-¿Qué haces? -murmuré, riéndome. August me arrastraba en dirección al lago-
-Vamos a tener una caminata romántica... -dijo con humor. Yo solté una carcajada y seguí corriendo detrás de él-
-Esto no es una caminata, Durmstrang. -contesté- Es una carrera...
-¿Es romántico? -preguntó. Llegamos a la orilla del lago y dejamos de correr-
-¿Y yo qué sé? -me agaché y agarré un poco de nieve. La hice una bola y se la lancé en la cara- ¿Está fría? -August se sacó la nieve de la cara, murmuró algo en su idioma y se agachó a juntar nieve. Yo chillé y me puse a correr en la dirección opuesta-
-¡Me las pagarás! -exclamó, persiguiéndome. Yo me reía y saltaba los troncos caídos. Dejé de escuchar sus pasos y me di vuelta-
-¿Gus? -pregunté dejando de correr. No lo veía por ningún lado- ¿Dónde estás? -pregunté, mirando hacia el lago por si acaso no había caído allí accidentalmente. Luego sentí que me agarraban por atrás con un brazo y estampaban nieve en mi cara, pasándola de arriba a abajo-
-¿Está fría? -escuché su acento mientras su cálido aliento me chocaba en la oreja. Quitó su mano de mi cara y yo me sacudí-
-Eres un traidor. ¿Cómo vas a atacarme por la espalda? -dije, fingiendo estar molesta. Él rió y me rodeó con el otro brazo. Era el abrazo más tierno que me habían dado, pero no podía evitar pensar en que sería genial que otra persona me lo diera-
-¿En qué piensas? -preguntó con el mentón en mi hombro. Vimos el tentáculo del calamar salir del agua y agarrar a un cuervo que sobrevolaba por allí-
-Nada en especial... -mentí-
-Eso fue escalofriante. -comentó, señalando el agua que había quedado en movimiento por lo del calamar. Yo puse mis manos sobre sus brazos apoyé mi cabeza en su espalda-
-Estoy acostumbrada a ver las cosas raras que ese calamar gigante hace... -contesté, riéndome levemente-
-La segunda prueba es en el lago. -comentó- ¿Sabías?
-No... ¿Cómo sabías que era en el lago? ¿Qué había en el cofre? -me di vuelta en sus brazos. Era toda una escena romántica, pero yo no sentía nada. Un poco de incomodidad, solamente. Pero, si quiero superar el "enamoramiento pasajero" que tuve con esa serpiente estúpida, debo avanzar con otras cosas-
-Era algo escrito en idioma de sirenas. Fue difícil de descifrar, pero logré hacerlo en una hora. -sonrió con orgullo-
-¿Y de qué se trata?
-Era una especie de poesía que hablaba de los seres queridos y las aventuras acuáticas. No entendí bien, era extraño. -sonrió. Yo asentí y puse mis manos en su pecho. Él me abrazó con más fuerza y apoyó su mentón en mi cabeza- Tengo que averiguar una forma de respirar bajo el agua.
-Hay un hechizo... -dije-
-¿Cual?
-Casco burbuja. -contesté alejando mi cabeza para mirarlo. Él estaba pensativo, su cara era graciosa. Luego alzó las cejas y me miró con entusiasmo-
-¡Ya lo recordé! Nos lo habían enseñado en tercer año... -sonrió y me dio un corto beso. Yo me incomodé, pero lo disimulé apoyando mi mejilla en su pecho- Gracias por ayudarme con la prueba. -dijo mientras acariciaba mi cabello. Siempre me había relajado que lo hicieran, así que cerré los ojos y disfruté de eso y del calor que emanaba su cuerpo- Adeli... -no terminó de hablar, ya que un grande y estruendoso golpe nos hizo caer a un lado. Vimos el gran tentáculo del calamar volver al agua-