Capítulo 33: ¡Narra Daisy!

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Narra Daisy Hudson:



-Eres una de las chicas más lindas de Hogwarts, Dianna. -me susurró Jack al oído mientras bailábamos una pieza lenta. Sonreí y decidí ignorar el hecho de que estuviese cambiándome el nombre cada dos minutos. Pronto no me olvidaría jamás-

-Y tú eres el más fuerte de los Durmstrang, Jack. -devolví el halago. Él me acercó más a él y fue bajando su mano por mi espalda hasta casi llegar a mi trasero. Llevé mi mano hacia la suya y volví a subirla. Luego miré disimuladamente la "X" en el suelo y los ojos de Melissa posados en mí. Asentí, ella me devolvió el gesto y me separé bruscamente de Jack. Él me miró con confusión y yo sonreí con malicia- Te metiste con la Hufflepuff equivocada, cariño. Con MI Hufflepuff. -recalqué. Saqué mi varita de mi pierna y apunté a sus pies. La marca del suelo se volvió una firme soga que sostenía sus pies al mismo tiempo que su traje se volvía brillante y afeminado, cortesía de Mel- Bye Bye, Jack... -dije con burla y lo hice levitar hacia el techo (embrujado) del salón. El brillo de su ropa lo hacía camuflar entre los demás adornos, así que ningún profesor notó que había un chico colgando del techo. Los alumnos que habían a mi alrededor se rieron y siguieron con lo suyo. Yo, por mi parte, caminé hacia Melissa y su cita-

-¿Quién es mi leona preferida? -chilló ella-

-Creí que yo era tu león preferido... -protestó Lion. Ella se rió y me abrazó-

-Eso fue épico. Ya quiero ver lo que hará Anabelle en el periódico. -me soltó y sonrió radiantemente-

-¡Lo sé! -contesté con entusiasmo- Ya está tomándole fotos... -señalé a la Ravenclaw que se encontraba en un rincón del salón, fotografiando el brillante adorno. Jack se movía y gritaba, pero nadie lo oía-

-Se lo merece... Es un cretino. -dijo Lion mientras pasaba un brazo por el cuello de Melissa. Ella se puso roja como tomate, pero sonrió- ¿Quieres bailar, Mel? -le preguntó con una de sus tiernas sonrisas con hoyuelos-

-Me voy a tomar aire fresco... -dije. Ella me miró con súplica- Nos vemos, tórtolos. -sonreí. Luego me puse seria y miré a Lion- Ya sabes de lo que soy capaz por mis amigas. -le dije mientras miraba de reojo a VanDame- Lastimas a Mel, y te lastimo yo a ti. -él se puso nervioso y asintió. Mel se rió y agarró la mano de Lion para después adentrarse a la pista de baile-

Suspiré, satisfecha por haber hecho una buena broma (y una buena amenaza). Cada vez estaba mejor... Ahora enfrentaba a los Slytherin cuando me decían "Traidora de la sangre". Insultaba a Abraxas cuando me molestaba, cosa que últimamente estaba haciendo muy seguido. No había día en que no discutamos por cualquier cosa. Si no me criticaba por ser traidora de la sangre, me criticaba por ser Gryffindor. No hay nada que le parezca bien. "Inútil Gryffindor esto" "Estúpida Gryffindor aquello" ya nada de lo que me decía me afectaba. Lo que sí molestaba, era su insistencia. Había tratado de ignorarlo, de hacer que no me viera, de enfrentarlo, pero él seguía en la misma posición. No llegaba a verme entrar a una habitación que ya hacía algún comentario.

En fin... Salí de Hogwarts y caminé por la nieve hacia el lago. Debí haber invocado un abrigo o algo, pero realmente tenía ganas de sentir frío. El frío es lo segundo que más amo, después de mis amigas. Llámenme masoquista, pero es genial sentir el calor de algo luego de pasar varios minutos desabrigada.

En el lago habían unas cuantas personas caminando. Estaba lleno de luces flotantes. El calamar se veía molesto por eso, así que sacaba su tentáculo para apartar las luces... Tal vez sólo estaba jugando con ellas. Vaya a saber qué pensará ese pulpo tonto...

El comienzo de Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora