Capítulo 46: Te quiero

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-Adiós... -me despedí de Tom-

Habían pasado ya algunos meses desde que terminamos. Él seguía dándome las tutorías. Habían veces en donde era insoportable la tensión que había entre nosotros. Trató de hablar conmigo sobre nuestra relación, pero yo ya le había dejado bien en claro lo que quería. Él sólo me daría las tutorías y me ayudaría a pasar los EXTASIS (que, por cierto, faltaban unos pocos días). De todos modos, eran al menos dos o tres veces al mes que él me hablaba sobre lo mucho que me extrañaba. Justo como ahora. Habíamos estado hablando acerca del tema, por eso estaba yéndome.

-Adeline, no puedes huir por siempre. -alcanzó a decir antes de que yo terminara de salir del aula de Pociones. Dejé de caminar y posé mi mano en el marco de la puerta- Sabes que no te crees ni tú la excusa de que ya no me quieres. Puedo verlo en tus ojos. -seguí dándole la espalda- Puedo ver que te duele aún luego de tantos meses. Puedo verlo en tus lágrimas cada vez que hablamos sobre esto. -sentí sus pasos detrás de mí- Puedo verlo cuando me miras. -puso su mano en mi hombro y se acercó a mi oído- Aún me quieres.

-Ya basta... -susurré. Mis ojos comenzaron a arder. Estoy harta de llorar-

-Ya son las una y media de la madrugada... -dijo, yo me di cuenta de que era cierto- Ya es dos de junio... -bajé la mirada. La oscuridad del pasillo me reconfortaba en cierta forma-

-Quiero ir a dormir, Tom... -traté de dar un paso, pero me sostuvo firmemente y me dio vuelta. Yo seguía con la mirada fija en el suelo. Mis ojos ya estaban a punto de soltar las primeras lágrimas-

-Hoy es tu cumpleaños... -dijo. Me mordí el labio inferior para calmar mis nervios. Él puso una de sus manos al lado de mi cabeza, apoyándola en la pared, y con la otra me agarró del mentón para obligarme a mirarlo. Levanté la cara, pero no lo miré, miré para el costado-

-Mírame. -susurró. Moví la cara para que la soltara y lo miré-

-¿Qué esperas sacar de esto? -dije, comenzando a enojarme- Deberías estar más que conforme con que hayamos terminado. -puse mi mano en su pecho para alejarlo, pero no se movió y siguió mirándome fijamente- No necesitarás esconder ninguna relación. Podrás volver a estar con cualquier chica que se te plazca. Podrás seguir odiando a la sangre muggle y hablando acerca de lo inservibles y salvajes que son las personas sin magia. ¡Eres libre de hacer lo que quieras, Riddle!

-¿Lo que quiera? -preguntó-

-¡Sí! -asentí. Él sonrió ladinamente y se acercó a mi rostro. Mi corazón se derritió al sentir sus labios sobre los míos- Eso no... -corrí mi cara. Él apoyó su frente en mi sien-

-Te necesito. -murmuró- Estás volviéndote mi obsesión, York... No es sano.

-Obsesiónate por otra. -pasé por debajo de su brazo y salí corriendo del aula. Corrí hasta las escaleras y subí como dos pisos (no pude bajar, ya que la escalera se había movido y tuve que ir hacia arriba). Sentí un par de brazos agarrándome y haciéndome dejar de correr- ¡Déjame! -me removí con brusquedad- ¡Suéltame, estúpido! -puso su mano sobre mi boca-

-¿Quieres despertar a todo Hogwarts? -seguí removiéndome. Le mordí la mano y la quitó- Hey... -se quejó-

-Me importan tres pepinos si despierto a todos. Déjame ir. -hice fuerza. Un ruido a nuestro lado nos hizo dejar de movernos. Era como si estuvieren raspando la pared con algo. Él se dio vuelta y vimos una puerta materializándose frente a nosotros- Por Merlín... -abrí la boca-

-¿Quién está allí? -escuché. Vi una lámpara acercándose por el pasillo. Tom caminó (conmigo a cuestas) hasta la puerta que había aparecido y la abrió. Ya adentro me soltó y la cerró-

El comienzo de Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora