Narra Adeline York:
-¿Ustedes pretenden matarme de un infarto? -dije, mirando a Daisy y a Melissa. Tom me había soltado con la velocidad de un rayo al escuchar a mi pelirroja amiga hablar-
-Lo siento, es que son adorables. -contestó Daisy-
-No es nuestra culpa. Pudo verlos cualquier persona en lugar de nosotras. -habló Mel-
-¿Les contaste? -me preguntó Tom-
-Nos mantenía informadas todos los días acerca de lo que sucedía contigo. No te tendría que sorprender. -contestó Daisy. Yo me ruboricé y fulminé con la mirada a mi querida amiga soplona-
-Debo irme, Adeline. Tengo cosas que hacer. -me dijo Tom. No me besó siquiera la mejilla y comenzó a caminar-
-¡Oh, vamos! -gritó Melissa- ¿Es tu novia o una desconocida? -dijo enojada. Tom se sorprendió, al igual que yo- ¡Bésala! -me señaló-
-No tienes que hacerlo. -le dije un poco cohibida por el arrebato de Mel. Tom quedó pensativo unos segundos y luego se acercó a mí- No, Tom. No es necesario... -él me quitó el cabello de la cara y me dio un beso en los labios-
-¿Contenta? -le preguntó y caminó de vuelta en dirección a Hogwarts-
-No tienes que obligarlo. -regañé a Mel- Él no está acostumbrado a las demostraciones públicas. -a ninguna, en realidad-
-¿Y eso a mí qué? -contestó- Esperé por esto todo lo que va del año.
-Hacen una pareja tan linda... -dijo Daisy con ternura-
-¿Eso es de Tom? -preguntó Melissa, señalando el suelo a mi lado. Bajé la vista y vi un cuaderno con tapa de cuero negro. Me agaché y lo levanté. Había visto a Tom muchas veces con esto en la mano-
-Creo que sí lo es... -miré el cuaderno con extrañeza-
-A ver, déjame leerlo. -Daisy quiso arrebatármelo, pero la esquivé-
-No. Si alguien meterá las narices en la privacidad de Tom seré yo. -dije con diversión- Creo que es su diario...
-¡Léelo! -chilló Melissa-
-Creo que será mejor leerlo en mi habitación. -murmuré- ¿O debería devolvérselo? -las miré-
-No serías mujer si no curioseas en la privacidad de tu novio. Es tu obligación. -dijo Daisy-
-Es cierto. Tal vez habla de ti allí... -agregó Mel-
-Quizá tengan razón. -no puedo creer lo influenciable que soy- Voy a leerlo en mi cuarto.
***
Luego dos horas de leer el diario, y sin entender absolutamente nada de lo que decía, decidí preguntar acerca de una palabra que me resultaba sumamente familiar. Despertaba mi curiosidad saber qué eran los "horrocruxes". El diario de Tom estaba en códigos, tardaría semanas descifrarlo aún con la clave. Era sólo esa palabra la que estaba entendible.
Salí de mi sala común y me dirigí hacia la oficina de Dumbledore. Él siempre aclaraba mis dudas respecto a diversos temas. Muchas veces me había ayudado. Él era un hombre en quien yo confiaba. Llegué a su oficina y toqué la puerta. Luego del "adelante", entré.
-¡Adeline! -dijo con unas cálidas sonrisa- ¿Qué te trae por aquí? -preguntó- Siéntate, por favor.
-Hola, profesor. -saludé y caminé hasta su escritorio. Me senté en la silla que estaba frente a éste y junté mis manos-