-¿Por qué estoy en el lago? -preguntó. Yo la llevé hasta la orilla, en donde me ayudaron a subirla. Cuando salí del agua, la aleta comenzó a deshacerse, haciendo que mis piernas volvieran a aparecer. Por suerte seguía con la ropa que traía antes, así que no pasaría ninguna vergüenza. Algunos alumnos voluntarios trajeron toallas y nos cubrieron con ellas. De nuevo, yo era el primero- Tom...
-¿Qué? -pregunté de mala gana. Hacía un frío terrible-
-¿Por qué estoy aquí? -volvió a preguntar- No entiendo nada... -noté la mirada curiosa de la mayoría de los alumnos de Hogwarts. Claro, acabo de sacar a Adeline del agua. Al "objeto preciado"-
-No lo sé. -me puse de pie y agarré las cosas que había dejado antes de entrar al agua-
-Felicidades, Tom. -dijo Slughorn. Él era el profesor que me "ayudaría" con el torneo- ¿No te quedarás a ver a los demás salir?
-Gracias, profesor. -me hice a un lado y empecé a caminar- No, prefiero irme a mi habitación. Hace frío, estoy mojado y preferiría darme un baño caliente.
-Así que Adeline... -dijo. Yo dejé de caminar y me di vuelta-
-Parece que sí... -me encogí de hombros y continué con mi camino. Yo estaba igual o más confundido que todos los presentes-
Narra Adeline York:
-¡Addy! -escuché a mis amigas llamarme. Yo me di vuelta, apartando la vista del lago, y las miré. Se acercaron a mí y me abrazaron-
-No teníamos idea de que eras tú. -dijo Daisy-
-¡Esto es genial! -chilló Melissa y luego tosió-
-¿Sigues enferma? -pregunté y ella asintió- ¿De qué hablan? ¿Por qué estoy aquí? No entiendo.
-¿Qué tal si nos vamos a tu sala común y te das un baño caliente para no enfermarte? -propuso Daisy-
-¿A mi sala? -Melissa me ayudó a levantarme-
-Están todos aquí. No creo que nadie te diga nada acerca de las Griffindor metidas en la sala de Hufflepuff. Además, le caigo bien a uno de los prefectos. -habló Daisy con suficiencia-
-Vámonos. Muero de frío. -me levanté del suelo y caminé. Extrañamente recibía muchas más miradas de desprecio que antes por parte de las Slytherin-
***
-Eso debe ser broma. -dije secándome el cabello- No. No es posible. -tiré la toalla en mi cama y miré a mis amigas con los brazos cruzados- Debe haber un error.
-Adeline. -dijo Melissa acercándose a mí y tomándome por los hombros- ¡Tom te quiere! -me gritó de repente, haciéndome exaltar- ¡Reacciona!
-Qué estupideces dices, Mel. Claro que no. -me puse a caminar por la habitación mientras procesaba lo que me habían contado- Si tenían que rescatar un objeto preciado, ¿por qué no fue August el que lo hizo? Él me aprecia mucho. -miré a las chicas-
-No es que no le importes, pero puede que haya tenido que rescatar a alguien más. -comentó Daisy-
-El punto no es a quién rescató August. Sino quién te rescató a ti. -dijo Melissa agachándose a acariciarle la barriga a Clifford- Eres un gordo lindo. -le habló con voz aguda y él abrió sus patas para darle más acceso a su gran estómago-