Narra Adeline York:
-Buenos días... -saludé sonriente, como cada mañana desde que me levantaba y veía a Tom en la sala. Él apenas me miró. Me acerqué y le di un beso en la mejilla- ¿Cómo amaneciste? ¿Se despertó mi madre ya? -me senté a su lado-
-No. Sigue durmiendo... -siguió leyendo su extraño diario. Se lo quité y lo miré. Él me lo arrebató de mala gana- ¿Qué crees que haces? -dijo enojado-
-Hey... ¿Qué sucede contigo? Era sólo una broma. -me levanté del sofá- Vaya humor tienes hoy... -caminé hacia la cocina-
Decidí no discutir. Me había levantado de buen humor. Era treinta y uno de diciembre, lo que quería decir que faltaban horas para año nuevo. En unos días volveríamos a Hogwarts y quería hacer pasar a Tom unas lindas vacaciones... Pero hoy él estaba de un humor de perros. Destilaba mala energía por todos los poros.
-Té, té, té... -busqué por las alacenas. Ya ni recordaba dónde estaban las cosas. Pasaba tan poco tiempo en casa que olvidaba todo. Además, mi madre tiene esa manía de cambiar las cosas de lugar- Aquí... -agarré la caja. El grito de mi madre me hizo sobresaltarme y tirar lo que tenía en las manos. Saqué mi varita del bolsillo y corrí hacia la sala. Allí estaba mi madre con las manos en la boca, observando a un hombre gordo que estaba de espaldas a mí- ¿Slughorn? -bajé mi varita. Él se volteó y me sonrió-
-¡Adeline! -saludó- ¿Cómo estás?
-Bien... -contesté confundida- ¿Qué hace en mi casa?
-Vine a felicitar a Tom... -dijo, como si fuera obvio, cosa que me hizo confundir más-
-¿Felicitarlo? -busqué a Tom con la mirada, ya no estaba en la sala-
-¿Por qué hay un desconocido en mi sala? -dijo mi madre, aún impresionada-
-Oh... No me presenté. -dijo el profesor- Soy Horace Slughorn, profesor de Pociones. -le estrechó la mano-
-Trina, madre de Addy. -contestó mi madre-
-¿Por qué tiene que felicitar a Tom? -pregunté- ¿Cómo sabía que estaba aquí?
-Yo sólo pensé en él y me aparecí aquí... -se encogió de hombros- Hoy es su cumpleaños... ¿No lo sabías? -contestó, haciéndome jadear de sorpresa-
-Su... cumpleaños... -soy una pésima novia- Rayos, no tenía idea. -me angustié-
-¿Profesor? -la voz de Tom se hizo presente. Tenía a Nagini en el brazo-
-Hola, Tom. -saludó Slughorn con una gran sonrisa y se acercó a Tom- Feliz cumpleaños... -sacó algo de su bolsillo y le apuntó con la varita- Engorgio. -esa cosa se agrandó y noté que era un regalo. Miré a Tom y vi que estaba incómodo- Disfrútalo.
-Eh... Gracias. -agarró el regalo y pronto se vio rodeado por los brazos de mi madre-
-¡Feliz cumpleaños! -dijo ella con efusividad. Él intentó tragarse la mala cara. Mamá lo soltó y me miró a mí- ¿No piensas saludarlo? -me dijo-
-¿Podrías servirle té al profesor Slughorn, mamá? -pedí, sin dejar de mirar a Tom. Él miraba el moño que traía el libro que le regaló el profesor-
-Claro... -contestó ella- Por aquí, por favor. -le dijo a Slughorn-
-Tengo unas pociones que harán a ese té increíblemente delicioso... -comentó el profesor mientras caminaba y sus voces se hacían lejanas. Yo me quedé mirando a mi novio y me crucé de brazos-
-¿Cuándo tenías pensado decírmelo? -pregunté molesta-
-No tenía planeado hacerlo. -dejó el libro en la mesa ratona que estaba frente al sofá. Alcé las cejas con sorpresa-