Narra Adeline York:
-¡...Y EL PRIMERO EN TOCAR LA COPA, SERÁ EL GANADOR!
-Ay, no. Ay, no. -mi ropa ya debía estar arrugada de tanto estrujarla con las manos. Mis nervios estaban a flor de piel. Temblaba de la ansiedad, la angustia y la desesperación. Si salvaba a Tom, podría morir August. Si salvaba a los dos, moriría Solange. No me cae bien, pero no soy tan vil como para desearle la muerte-
Estuve toda la noche estrujándome los sesos para pensar en un plan. No sabía qué demonios hacer. No dormí para intentar idear algo que salvara a los tres, pero aún ahora no tenía nada...
-¿Qué vas a hacer? -dijo Daisy con preocupación. Yo le había contado todo a mis amigas, jamás les escondo nada. Además, necesitaba opciones-
-No lo sé, Daisy. -mi corazón latió asustado al ver a los tres competidores acercándose la entrada del laberinto. Todos los estudiantes estaban sonrientes, festejando y saltando de felicidad. Mi palidez era casi cadavérica, lo único que me hacía ver viva era el temblor en todo mi cuerpo- Voy a ver a Tom. Trataré de convencerlo. -le dije a las chicas-
-No hagas locuras, Addy. -dijo Mel. Asentí y bajé de las gradas. Annabelle y Lion estaban con August, Solange estaba coqueteando con Tom, Slughorn alardeaba acerca de su alumno estrella y Dippet esperaba que los estudiantes se callaran. Caminé hasta Tom y miré a Solange- ¿Puedes dejarme hablar con él? -no necesitaba peleas innecesarias con este espécimen de tonta-
-Estoy hablando yo con él, así que piérdete. -dijo agresivamente, remarcando su acento francés. Tom, quien intentaba hacerse el ofendido conmigo desde ayer, la miró mal-
-Vete, voy a hablar con ella. -dijo con sequedad-
-Pero... -ella lo miró, se tragó sus palabras y se fue. Miré a Tom y no pude evitar que las lágrimas atacaran a mis ojos. Él frunció el ceño y quiso acercarse, pero luego miró a la gente y se quedó quieto-
-Olvidé por un momento que era un secreto. -solté una lágrima y sonreí-
-No quiero estar peleado contigo... -murmuró-
-Yo tampoco... -y menos con la existente posibilidad de que ganes el torneo- Pero no quiero que seas el ganador. -negué con la cabeza-
-No es por August, ¿verdad? -preguntó. Yo negué con la cabeza- ¿Qué escondes?
-Yo... -me quebré y lloré. Me cubrí el rostro con las manos y sollocé. Los sentimientos estaban afectándome más ahora que tenía a Tom en frente. Sentí calidez a mi alrededor y el perfume de mi serpiente de corazón frío. Dejé que me abrazara, lo necesitaba. Sin importarme si nos veían y hablaban acerca de esto. Sin importarme ni su reputación ni la mía. (bueno... "mi reputación" no me interesa)-
-¡PREPÁRENSE PARA COMPETIR EN LA TERCERA Y ÚLTIMA PRUEBA! -anunció Dippet-
-¡No! -levanté la cabeza y vi que Tom me miraba extrañado- No vayas, por favor... -rogué. Él me agarró por los hombros y me miró a los ojos. Yo estaba temblando y llorando como un bebé asustado-
-No me pasará nada malo, Addy.
-Es la primera vez que me dices así... -más dolor-
-Me gusta más tu nombre entero. -sonrió, pero sus ojos se veían preocupados-
-No vayas... -volví a suplicar. Slughorn lo agarró el brazo y comenzó a llevarlo en dirección a la entrada del laberinto-
-Él estará bien, Adeline. -dijo el profesor, sonriente y seguro- Yo sé de que ganará el torneo. -siguió caminando. Tom me dio una mirada tranquilizadora y volteó a ver la gran pared de vegetación-
-Estúpido Slughorn. -murmuré enojada-
Quería desmayar a todos en este momento. Los campeones estaban posicionándose cada uno frente a una entrada diferente. Solange miró a Tom y le guiñó un ojo. August le sonrió a Annabelle, que lo veía a lo lejos. Tom era el único concentrado en la pared que frente a él se abría. Los otros dos competidores dejaron de divagar y miraron lo que tenían en frente. Se veían asustados por lo que fuera que se encontrara dentro. Cualquier cosa podría estar esperándolos allí.
A la señal, entraron. Mi corazón estaba a punto de estallar dentro de mi pecho. Todo mi cuerpo estaba tan tenso que dolía. Si tocan esa desgraciada copa, mueren en seis meses. Tom estaba convencido de que superaría todo y ganaría, de eso no hay dudas. Es un prodigio, un genio. Pero esa gran mente puede llegar a apagarse si no hago algo...
La gran pared de vegetación comenzó cerrarse a espaldas de los tres. Yo estaba tan inquieta que prácticamente saltaba. Mi labio inferior estaba a punto de sangrar por la presión que ejercían mis dientes sobre ellos. Todos aplaudían y vitoreaban, Daisy y Melissa me miraban expectantes. Volví a mirar los gigantescos arbustos y no me contuve más.
Corrí
Corrí y corrí. Corrí pensando en Tom y su bienestar. Corrí procurando llegar a tiempo. Corrí a sabiendas de que sí llegaría. Corrí sin entender cuál se suponía que era mi plan. Corrí sin saber qué mierda haría una vez dentro. Corrí mirando la espalda de mi Slytherin preferido. Corrí y la gran pared se cerró detrás de mí. Corrí y choqué patéticamente contra la espalda de Tom.
-¿Pero qué demonios...? -en el suelo, Tom se volteó y quedó de frente, mirándome- ¡¿Qué haces aquí?! -exclamó entre enojado y alarmado. Yo lo abracé-
-Perdón, perdón, perdón. -besé sus mejillas y sus labios- Perdón.
-¿Por qué te metiste, Adeline? -se sentó para luego pararse. Estaba todo muy oscuro (y era uno de los motivos del porqué me choqué con su espalda)-
-No puedo dejar que toques esa maldita copa. -me levanté y sentí dolor en mi palma izquierda- Demonios. -me llevé la otra mano allí y sentí un líquido caliente salir por ese lugar- Me lastimé.
-Te meterás en problemas, Adeline. -sacó su varita-
-¿Qué haces? -pregunté. Él me miró-
-Voy a hacer que te saquen de aquí. -dijo-
-Si hubiesen querido sacarme ya lo habrían hecho, Tom. Me vieron correr y no me detuvieron.
-¿O sea que eres como una dificultad? -levantó una ceja y sonrió con burla-
-Tal vez... -me encogí de hombros- No debes tocar esa copa, Tom.
-¿Por qué? -comenzó a caminar-
-Porque... -me puse a caminar detrás de él y metí mis manos en los bolsillos internos de la capa negra que llevaba- No tengo mi varita. -me desesperé-
-¿Por eso? -Tom me miró como si yo fuera idiota-
-No por eso, estúpido. -contesté- Te estoy diciendo que no tengo mi varita. -recordé luego el paradero de la misma- Demonios... Está en mi habitación. ¿Cómo pude olvidármela?
-No me has contestado. -habló, ignorando lo que dije-
-Es que... -¿Qué hago? ¿Le cuento?-
-Deja de hacerte la misteriosa, Adeline. -doblamos por uno de los "pasillos" de este "acogedor y luminoso" laberinto-
-Ayer, mientras caminaba por Hogwarts, la profesora de Adivinación me habló y reveló una...
-¡Cuidado! -gritó y me tiró del brazo. Una llamarada pasó justo delante de mí. Abrí los ojos con miedo e impresión. Un rugido descomunal azotó el ya no tan silencioso laberinto-
-Un dragón...