De un lugar oculto del cual no nos habíamos percatado (porque por eso estaba oculto, ¿no?) salió un dragón del tamaño de un elefante. Para ser un dragón, no era tan grande, pero sus enormes dientes y sus filosas garras eran igual de peligrosas. Sentía mis latidos como si mi corazón estuviera en mis oídos. La presión en mi cabeza era demasiada. El no tener una varita era igual de caótico que ser devorada por un dragón. Y era posible que por no tenerla, eso terminara pasando...
-No te muevas... -dijo Tom, poniéndose lentamente delante de mí. Su varita estaba lista para ser usada. El dragón volvió a rugir y lanzó fuego al cielo- ¡Incendio! -el fuego de la varita de Tom no llegó siquiera a herir al dragón, sólo lo hizo enojar. Yo tenía un hechizo en la punta de la lengua, pero no lograba recordar cuál era, sólo sabía que podríamos vencer a la bestia con él- Cuando yo te diga, corre hacia el otro extremo. -asentí. Tom miró al dragón que estaba a punto de atacar-
-No lo tortures... -le pedí cuando lo vi apuntándole-
- ¡Avis! -cientos de pájaros salieron de la punta de su varita, volando directo a la cara del furioso dragón- ¡Está distraído! ¡Corre! -ordenó. Yo corrí por donde me dijo y, cuando pasé por al lado del gran animal, su cola me chocó, lanzándome contra el suelo- ¡Adeline! -escuché que gritó. Yo me agarré la pierna, y gemí de dolor. Al parecer la tierra no es muy blanda que digamos...-
-Estoy bien... -avisé. El dragón me escuchó y se volteó a mirarme- Para ti no estoy bien. -comencé a retroceder aún sentada en el suelo. El dragón saltó hacia mí y me atrapó entre sus garras. Su pata estaba aplastándome las piernas- Agh... -me tragué el grito de dolor-
-¡BOMBARDA! -una explosión debajo en la pata trasera hizo rugir al dragón y lo quitó de encima. Tom tenía una terrorífica cara de psicópata- ¡Expulso! -empujó al animal contra la pared de plantas- Incarcerous. -de la varita salió una soga que ató las patas del dragón. Éste lanzó fuego y casi quema a Tom, de no ser por el hechizo de protección-
-¡Inmobilus! -grité- ¡Úsalo!
-¡¿Cómo no lo dijiste antes?! -gritó él- ¡Inmobilus! -el dragón quedó absolutamente quieto, parecía muerto. Suspiré de alivio y me acosté en el suelo-
-Cielos... Estuvo cerca... -cerré los ojos, sintiendo todo mi cuerpo arder-
-¿Estás bien? -me preguntó-
-Fui arrojada al suelo por un dragón, luego me aplastó con su pata. Por eso estoy tirada en el suelo. -levanté la cabeza y lo miré- ¿Parece que me encuentro bien? -él se acercó y me agarró del brazo para levantarme bruscamente-
-Volverás. -alzó la varita al cielo y vi un destello rojo a punto de salir de su extremo-
-¡No! -salté y se la quité de la mano. Él me miró enojado y trató de recuperarla-
-¡¿Puedes dejar de jugar, Adeline?! ¡¿Acaso no ves que estás estorbando?! -me gritó cerca del rostro. Intenté que sus palabras no me hirieran, pero no pude evitar sentir picor en mis ojos. Él no sabía que trataba de salvarlo-
-Lo sé... -susurré-
-¿Entonces? ¿Por qué no dejas de ser tan tonta y me devuelves la varita? -se veía muy furioso. El pinchazo crecía, pero yo intentaba que no me afectara tanto- Porque tú fuiste tan distraída de entrar aquí sin una. Sólo yo puedo sacarnos de aquí a salvo, así que devuélveme la maldita varita, York. -tenía tantas ganas de golpearlo que no me detuve. Golpeé su estómago, dejándolo sin aire-
-No me hables así. -rodeé al retorcido Tom y caminé hacia la dirección en la que estábamos yendo antes. No tenía una varita para lanzarle un tragacaracoles, así que el golpe fue lo más leve que podía hacerle sin magia- Camina.
***
-Tienes que...
-No me hables. -dije cortantemente. Giramos en dirección a una parte con paredes de piedra. Habíamos estado como cuarenta minutos caminando sin rumbo, enfrentado a un cancerbero, alejado a las serpientes que estaban esparcidas por el suelo, luchado contra una acromántula y discutido entre nosotros-
-No hay un camino por aquí. -dijo mientras miraba una pared. Nos giramos para volver por el camino y una gran pared se alzó ante nosotros, dejándonos encerrados- Perfecto. -exclamó con sarcasmo- Lograste impedirme ganar el torneo. Felicidades. -me miró con reproche-
-Cierra el pico. -me acerqué a la otra pared y esta brilló. El ruido de algo pesado moviéndose llegó a mis oídos. Tom miró con extrañeza, al igual que yo- Las paredes están juntándose. -dije alarmada-
-Bien hecho. -murmuró él enojado, comenzando a retroceder-
-Aquí dice algo... -dije al ver la escritura en la pared. Tom se acercó y miró-
-"¿Cuál es la magia más poderosa del mundo?" -leyó- Es un acertijo... -las paredes estaban cada vez más cerca de nosotros. Comenzaba a darme claustrofobia- ¿El imperius? -improvisó. Luego me miró- ¿Crucio? -me encogí de hombros-
-No me mires a mí. Se supone que tú eres el genio que debe sacarnos de aquí a salvo... -teníamos que empezar a acercarnos más el uno con el otro, ya que el espacio entre las paredes eran aún más reducido-
-Ahm... -miró la pared con duda y desesperación. Comenzaba a ponerse ansioso e inquieto- ¿Avada Kedavra? -la pared me empujó y tuve que acercarme a su pecho- ¡Expecto Patronus! -exclamó, pensando que era el correcto. Me miró a los ojos- No sé la respuesta. -dijo con gran pesar ¡Claro que le pesaría! ¡Él cree saber todas las respuestas! Estábamos prácticamente pecho con pecho por culpa de las veloces paredes-
-El amor, Tom. -dije. Las paredes dejaron de moverse y una puerta apareció donde antes brillaba el acertijo. Él no había dejado de mirarme fijamente. Suspiré y desvié la mirada para luego apartarme de él y abrir la puerta. Del otro lado estaba la copa-
Y August estaba a punto de agarrarla.
-¡Desmaius! -usé la varita de Tom. August se cayó para atrás, muy mareado y confundido. Caminé con rapidez hacia él y suspiré al ver que estaba "bien"-
-¡Me facilitaste las cosas! -chilló un apenas inteligible acento francés. Volteé y vi que Solange estaba a punto de agarrar la copa-
-¡No la toques! -grité mientras saltaba a frenarla, pero mis manos chocaron con algo antes de hacerlo. Ellas chocaron con la copa. La pared que se encontraba detrás de ésta, desapareció, dejando ver a todo el público y los profesores. Las francesas gritaban de alegría. Alejé las manos de la copa y vi a Solange. Ella la había agarrado al mismo tiempo que yo-
-¡LA GANADORA ES SOLANGE FONTAINE! -anunció Dippet. Sentí un fracaso gigantesco. No logré salvarla. Ella ganó-
-¡Sí! -festejó ella. Se dio vuelta y agarró a Tom por el cuello-
Todos quedaron en silencio por lo que sucedió después...
Quedaron en silencio porque ella lo besó...