-¿Riddle? -murmuré mientras lo veía acercarse- No, profesor... -miré a Slughorn-
-¿Necesita algo, profesor? -preguntó Tom con educación cuando ya hubo llegado a mi lado-
-Eh, sí, Tom. -Slughorn ignoró mi mirada de súplica- Quiero que seas el tutor de Adeline. -Tom se quedó un momento con la misma expresión con la que llegó. Sus ojos denotaban sorpresa. Parpadeó un par de veces y frunció el ceño-
-¿Disculpe? -preguntó-
-Quiero que le enseñes a la señorita York. Está mal en pociones y quiero que la prepares. Necesita repasar temas del sexto año y de éste.
-Pero, profesor, yo... -comencé a decir, pero Slughorn levantó la mano, impidiéndomelo-
-No sé si pueda... -dijo Riddle-
-Es necesario, Tom... No querrás decepcionarnos a Adeline y a mi, ¿O si? -puso cara de inocencia-
-Eh... -Tom me miró y yo negué con la cabeza. Luego miró la sonrisa de Slughorn-
-Eres mi mejor alumno, Tom. -presionó-
-Está bien. -dijo. Luego me miró a mi- Luego arreglaremos la hora de estudio y el lugar.
-¡Bien! -dijo Horace Slughorn, el maldito viejo manipulador que tenemos como profesor de Pociones, mientras sonreía abiertamente. Me caías bien, Sluggy, me caías bien- Entonces, está dicho. -siguió corrigiendo los trabajos- Gracias, Tom. -le sonrió. Tom me miró a mi, pude ver la batalla de Avadas que nos lanzábamos con los ojos. Dejé de mirarlo para no lanzarle uno real y caminé hacia Dean para volver a sentarme-
-¿Qué sucedió? La vena de tu frente está a punto de explotar. -dijo risueño. Lo fulminé con la mirada y se encogió en su asiento- Hey, tranquila...
-Estoy tranquila. -dije en un tono un poco más alto del normal-
-Tus ojos me dan miedo. -dijo. Yo no pude resistir a su mirada de terror y me reí-
-Lo siento. -vi el agua de mi caldero hervir- Acaban de darme una patada imaginaria en el estómago. -vertí las colas de rata trituradas y agarré el cucharón para revolver-
-¿Qué sucedió? -preguntó él-
-Tendré a una serpiente de tutor. -dije enojada. El color del líquido se tornó marrón, así que dejé de revolver- A Tom Riddle...
-¿Riddle? -preguntó incrédulo- Vaya... Buena suerte con eso. Espero que salgas viva de esto. -rió-
-¿Gracias? -miré el caldero y vi que el liquido estaba de un color marrón verdoso- Oh, rayos. -agarré el cucharón y revolví- ¿Por qué está verde? -iba cambiando cada vez más y más de color-
-Bien, vamos a ver sus pociones. -dijo Slughorn-
-No, no, no. -lo vi inspeccionando poción por poción- Que no vea ésta cosa. -agarré el caldero con las dos manos y olvidé por completo la temperatura- ¡Agh! -saqué las manos inmediatamente. Mi gemido llamó la atención de toda la clase-
-¡Addy! ¿Estás bien? -preguntó Dean. Escuché a algunos Slytherin reírse. Miré mis manos- Adeline, te quemaste. -agarró mis manos por el dorso. Mis palmas estaban completamente rojas. Slughorn de acercó y miró mi mano con una mueca-
-Parece grave. -dijo y se acercó a su escritorio. Abrió un par de cajones y rebuscó en ellos hasta encontrar un pequeño frasco. Se acercó a mi y abrió el frasco. Era una pasta naranja- Muéstrame tus manos. -mi cara estaba más roja que mis manos. Todos estaban observando lo inútil que soy- Ésta es una pasta que cura quemaduras. Íbamos a verla la clase que viene... Pero la necesitamos hoy. -se rió y metió el dedo en el frasco para después depositar el contenido en mis manos. La sensación era refrescante y revitalizadora- Frótate las manos. -dijo y yo obedecí- Muy bien. ¿Como estás? -preguntó-