Capítulo 30: Solange

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Narra Tom Riddle:



Se quedó mirándome a los ojos, esperando una contestación de mi parte. Y es que no sabía si realmente quería ir.

¿Quiero ir? ¿Quiero pasar las vacaciones de invierno con ella? Puede que sí. Pero no quiero pasarla en el maldito mundo muggle. Aborrezco cada vez que tengo que ir al orfanato. Es por eso que sólo voy cuando es obligatorio y paso las fiestas aquí. No aguantaría pasar más tiempo del acordado en ese lugar. Detesto privarme de usar magia frente a los muggles.

En el orfanato soy el único idiota al que no respetan. No es lo mismo que estar en Hogwarts. Allí no puedo usar magia para desmayarlos o amenazarlos. Aquí me temen. Las veces que me metí en peleas allá, perdí por culpa de los tramposos que llamaban a sus amigos para darme una paliza entre todos. Aunque no me golpean desde los quince años, siguen creyendo que estoy intimidado por ellos y me tratan como a un montón de basura. Los únicos maltratos que recibo de parte de esos muggles retardados, son verbales. Ellos piensan que a mi me duele, hiere o modifica en algo que un par de ignorantes me digan "rarito marginado" por andar todo el tiempo solo. Ellos meten bebidas alcohólicas a escondidas, yo puedo invocarlas con magia y sin riesgos. Ellos andan por detrás de un par de chicas que no les prestan atención, esas mismas chicas me buscan a mí con insistencia. Pero, obviamente, eso no lo saben porque están tan metidos en su nube de idiotez y primitivismo que no ven quién es superior a quién.

-¡Tom! ¡Esa sangre sucia ya tiene que irse! -gritó Malfoy desde el otro lado de la puerta. Adeline se levantó y caminó hasta la puerta-

-Espero una contestación. -dijo un poco desanimada. Debe ser porque me tardé en responderle. Asentí y ella abrió la puerta. Se topó de frente con Abraxas y se dedicaron una mirada de asco- Agh, dañas mi vista, Malfoy. -le dijo y se fue por el pasillo. Yo agarré mi diario y lo guardé en mi bolsillo. Ahora iría a seguir investigando acerca de cómo hacer un horrocrux. Me levanté del suelo (seguía arrodillado) y salí de mi habitación-


***


"Fractus Animus Semper Saecula", (alma siempre rota por los siglos).

Ese era el conjuro que tenía que decir una vez asesine a alguien. Un fragmento de mi alma se desgarrará y podré transportarlo hacia un objeto o ser vivo. Leí que no es recomendable crear un horrocrux viviente porque piensan por si mismos, pero pienso hacer de Nagini uno más adelante. Primero usaría el diario...

Me había pasado el resto de la tarde buscando información sobre cómo crear un horrocrux en la sección prohibida. Estuvieron a punto de descubrirme un par de veces, pero logré escabullirme. Había hablado antes con Slughorn y me aclaró unas cuantas dudas. Él no sospecha lo que quiero hacer en realidad, cree que sólo es curiosidad. Sus reuniones del "Club de las Eminencias" me parecen sumamente patéticas. Los inútiles que estaban invitados no eran más que unos parlanchines petulantes que creían tener la razón en todo, pero, cuando yo decía algo, me daban la razón inmediatamente. Todos son unos perros falderos...

-¿Qué es esto? -escuché una melosa voz- ¿Una linda serpiente sola en la biblioteca? -su acento francés comenzaba a darme dolor de cabeza-

-Se supone que, cuando uno va a la biblioteca, es para leer. -le contesté a Solange mientras cerraba mi diario. Allí había anotado todas las averiguaciones- Y me gusta leer solo. -me levanté, dispuesto a irme-

-¿Ya te vas? -preguntó, poniéndose en mi camino-

-Sí. Terminé de hacer lo que tenía que hacer. -respondí e intenté caminar, pero ella volvió a cruzarse-

-Entonces, podemos hablar... -sonrió y me agarró del brazo. Me hizo sentarme en donde estaba hacía un momento-

-No puedo hablar ahora. -contesté, tratando de huir de esa loca. Ella se sentó a mi lado, muy cerca de mí-

-Oí que no irás al baile... -dijo, pasando su mano por la superficie de la mesa-

-No, debo enseñarle Pociones a Adeline.

-¿Y no podrías hacer una excepción? -me miró, batiendo sus pestañas-

-Ella tiene que estudiar. -respondí. Fontaine bufó y rodó los ojos-

-Es injusto que debas perderte del baile por esa inútil. -dijo. Yo comenzaba a enojarme- Podrías faltar y acompañarme al baile. Nos divertiríamos mucho juntos...

-Lo siento, Solange. No me interesas. -contesté sin paciencia. Me levanté y me puse a caminar-

-Quiero que sepas que no voy a rendirme tan fácil. -dijo desde atrás. La ignoré y seguí caminando rumbo a la salida de la biblioteca. En la puerta me encontré con Adeline, quien caminaba con Clifford a su lado-

-Hola, Tom. -me sonrió-

-¿Qué haces con Clifford aquí? -pregunté-

-Necesitaba estirar las patas. Está mucho tiempo en la habitación y necesita caminar. -miró a su peludo y negro amigo, que se paró en dos patas, queriendo tocar un retrato que había en la pared- Gato tonto. -le dijo-

-Se ven muy bien los dos... Son una combinación peligrosa. -confesé. Era realmente imponente ver a Adeline caminando con la peligrosidad similar a la de Clifford. Muchos se apartarían de su camino. Adeline se rió exageradamente de lo que dije y señaló a su ex gato-

-¡Clifford es lo más tonto que hay! -dijo riéndose- No podría asustarse ni solo... -negó con la cabeza-

-Pero nadie sabe eso. -contesté. Ella se encogió de hombros y me sonrió. Sentí que me agarraban del brazo y me daban vuelta-

-Adiós, Tommy. -dijo Solange y trató de darme un beso en la mejilla. Yo no la dejé y la miré mal. Ella me guiñó el ojo para después irse, no sin antes mirar mal a Adeline-

-¿Y tú qué me ves? -le dijo Adeline de mala gana-

-Tu falta de clase, querida... -contestó Solange, mirándola con desdén. Clifford se puso frente a ella sin que lo notara y tropezó- ¡Maldito ga...! -se calló al ver a la pantera negra mirándola con las orejas para atrás y mostrándole los dientes. Se levantó inmediatamente y corrió en la dirección contraria-

-¿Quién es el bebé de mamá? -dijo Adeline con voz aguda, acariciando la oreja de Clifford- ¿Quién va a comer un gran pedazo de carne hoy?

-No era tan tonto como creías. -le dije. Adeline se irguió y observó en dirección al vacío pasillo. Ya empezaría el toque de queda, así que no había nadie. Se acercó a mí, me agarró del cuello y me besó-

-Él sabe cuando alguien no me cae bien... -dijo, mirándome a los ojos- Esa maldita se pega a ti como garrapata, es obvio que Clifford siente mi mala energía cuando ella se acerca. -me dio un beso en la mejilla y se alejó- Nos vemos esta noche en el aula de Pociones. ¡Adiós, Tommy! -dijo, despidiéndose con la mano e imitando la ridiculez que había dicho Solange. Clifford se levantó del suelo y comenzó a caminar junto a ella- Espero que me respondas esta vez lo que te pregunté...

El comienzo de Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora