"Final Alternativo"

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N/A: Éste es el primer final que hice, pero decidí subir el que está como ''oficial''... Lo subo para "festejar" los cincuenta mil leídos que cumplió la fanfic (y porque pensé que lo había perdido y recién lo encontré) jajaja. Espero que les guste...

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Salí de la estación y me fui derecho a buscar un taxi que me llevara a casa. Antes de tomar el taxi, y asegurándome de no ser vista, achiqué todas mis cosas y las metí en mi bolsillo. Obviamente, saqué el dinero muggle que tenía de emergencias para pagarle al taxista cuando llegara a casa. Subí y dicté la dirección de mi hogar al regordete hombre que estaba conduciendo el vehículo. 

En el trayecto a casa, pensé en todo lo vivido en mi último año en Hogwarts. Pensé en lo que sucedió en el tren con Tom, cuando cruzamos nuestras primeras palabras (que no fueron muy amables que digamos). Pensé en mi fracaso en la materia que Slughorn dictaba y en la tutoría a la que me obligó a asistir. Pensé en las hirientes palabras de Tom en nuestra primera clase y en el día que pasamos en la enfermería. Pensé en nuestro primer beso-batalla cuando me di cuenta de que él había sacado la escoba. Pensé en la llegada de los Durmstrang y las Beauxbaton a Hogwarts. Pensé en que la segunda prueba consistía en recuperar algo preciado para el participante y que Tom me había sacado a mí del lago. Pensé en el momento en el que nos hicimos novios y en las vacaciones que pasó conmigo. Pensé en esa noche en la Sala que viene y va... 

Recordé todo lo sucedido a lo largo de mi último año en Hogwarts. Un año definitivamente inolvidable, al igual que las personas que me acompañaron a lo largo de él. Lamentablemente, también recordé el cadáver de Myrtle y al basilisco entrando a ese hoyo. A Tom creando un horrocrux para dar el primer paso hacia la inmortalidad. Aunque, con uno sólo no era inmortal, según lo que leí. Aparentemente, hay que crear múltiples horrocruxes para ser inmortal... 

El auto frenando frente a mi casa me hizo salir de mis pensamientos, gracias a Merlín. Le pagué al chofer del taxi y me bajé. La casa estaba muy silenciosa, pero las cortinas estaban abiertas, cosa que sólo sucedía cuando mamá estaba adentro. Resoplé, pensando en que se había olvidado de ir a recogerme a la estación, y caminé rumbo a la puerta. Me sorprendió ver que estaba entreabierta. La empujé y me extrañé al ver los adornos de la entrada rotos. El jarrón que mamá se compró en Venecia, estaba destrozado. Eso y muchas cosas más. El perchero estaba tirado, la alfombra corrida y el lugar en donde dejábamos los paraguas estaba con una pata rota y disperso en el suelo. Fruncí el ceño y caminé lentamente rumbo a la sala. No había nada allí, así que me dirigí hacia la cocina. 

Juro que el corazón jamás me había dolido tanto como esta vez. Nunca había sentido tanto horror. Nunca había experimentado tanta desesperación y tanta tristeza. 


-Mamá... -susurré- 


 No podía creer lo que veía. Mi cuerpo estaba paralizado ante tal escena. Mis ojos no tardaron en llenarse de lágrimas. Me arrodillé junto al gran charco rojo y toqué el inerte brazo de mi madre, en vano. Su estómago estaba prácticamente destruido. No sabía qué eran esas irregularidades, si su ropa o su organismo. Empecé a sentir náuseas al ver semejante cosa. El dolor emocional, el estrés y la impresión, me habían dado una patada. 

 ¡Mi madre estaba muerta! 

Quise gritar, pedir ayuda, revivirla, averiguar qué había sucedido, llorar, llorar, llorar y llorar. 

Con la mano temblorosa, toqué su brazo otra vez. Aún no creía que todo eso fuera real. Me levanté, mareada y con ganas de vomitar. 


El comienzo de Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora