Narra Adeline York:
Me quedé sin palabras. Era cierto lo que él decía de huir, pero yo tenía mis motivos. No aguantaba oír la voz de la persona que había dicho cosas tan ofensivas y menospreciativas. No podía aceptar el beso de una persona que consideraba que yo "no valía ni su tiempo". No toleraba perder tanta dignidad.
-Hice lo que me salió. -le dije mientras me ponía la túnica-
-Y yo hice lo que me dijiste. -contestó él- Tú querías saber el motivo por el que fui yo quien que te sacó del lago en la segunda prueba. ¿Qué otra respuesta esperas? -me acomodé la túnica y saqué el cabello que había quedado dentro-
-Eso no fue una respuesta, Tom. Fue un beso. -me crucé de brazos e intenté tomar algo de calor-
-¿Quieres una respuesta? -dijo, dando un paso hacia mí-
-No. Suficiente tengo con saber que "no valgo ni tu tiempo". -solté. Él hizo una expresión que no pude reconocer, pero se recuperó a los pocos segundos-
-Eso... -comenzó a decir-
-Eso fue lo que escuché. -interrumpí- Lo dijiste tú, nadie más. -me tragué el nudo que tenía en la garganta y suspiré-
-Esa no es la respuesta al porqué te saqué del lago. -susurró, casi vencido- Eso es lo que le dije a Druella para que dejara de molestarme.
-¿En serio esperas que me lo crea? -levanté una ceja-
-Tú eres la única persona preciada que tengo en el mundo. -dijo, mirando al suelo. Yo me impresioné tanto que no pude hacer más que mirarlo con los ojos abiertos de par en par. ¿Acaso estaba declarándose?- Es por eso que te saqué del lago. -levantó la mirada y pide notar una intensidad jamás vista- Porque eres preciada para mí.
-Tom... -susurré, comenzando a ver borroso-
-Creí que era imposible. Creí que el Amortentia que usó mi madre en ese muggle había acabado con mi capacidad de querer. Pero tú haz sacado a flote esa parte de mí. -llevó su mano hacia la mía y la posicionó en su pecho. Su corazón latía con rapidez, su respiración era irregular, sus ojos brillaban aún en la oscuridad- Tú provocas esto...
-Yo...
¿Qué puedo decir en una situación así? No me esperaba esto para nada.
-Sólo tenme paciencia, Adeline... -rogó acercándose más a mí, aún sosteniendo mi mano- Hay muchas cosas que no sabes, muchas cosas que no quiero que sepas, muchas cosas que aún no aclaro. No sé aún qué voy a hacer contigo... Con nosotros.
-¿Nosotros? -pregunté- Tom, no puedes hablar de un nosotros luego de actuar así. -negué con la cabeza- Me besas, me ignoras, me tratas mal, me tratas bien, me confundes, me salvas, vuelves a tratarme mal, vuelves a besarme... ¿Crees que yo sé qué hacer?
-¿Te das cuenta de lo que me pasa, York? -dijo, casi ofendido- ¿Te das cuenta de la importancia que tiene esto para mí?
-¿De qué hablas? -pregunté confundida-
-¡Te quiero! -exclamó, haciendo a mi corazón saltar- Por Salazar, Adeline. Pensé que te darías cuenta.
-Tú me... me... -negué con la cabeza- Creí que... ¿Cómo sabes que me quieres?
-Porque no lo había sentido antes... Me haces actuar extraño. -iba a decir algo, pero me interrumpió- Sí, más que de costumbre. -dijo, haciéndome reír- Cuando sonríes así, haces que algo en mi estómago se mueva. ¡He llegado a creer que estaba enfermo! -levantó su mano desocupada y llevó un mechón de mi cabello hacia mi oreja- Eres la única que ha despertado mi interés. La única que ha hecho que sienta necesidad por su compañía.