-¿Se besaron? -preguntó Daisy, sorprendida-
-Sí... Yo estaba triste y... supongo que quise olvidar. -nos sentamos en las tribunas del campo de Quidditch. Hoy empezaría la primer prueba-
-Entiendo... -dijo ella-
-¿Y Melissa? -pregunté-
-Se quedó en cama. Tiene un poco de fiebre y dijo que prefería descansar y no tomar frío. -contestó sacando unas golosinas de su bolsillo- ¿De qué se trataba esta prueba? -preguntó, metiéndose una rana de chocolate en la boca-
-Tienen que obtener un cofre custodiado por un Cancerbero. -expliqué- En el cofre habrá algo que los ayudará en la siguiente prueba. -metí mis manos en los bolsillos. El frío era desgarrador. Desde ayer había empezado a nevar y era difícil acostumbrarse-
-¿Qué demonios era un Cancerbero? -preguntó con la boca llena-
-Un perro gigante de tres cabezas. -dije, riéndome. Ella nunca lograba recordar el nombre de todas las criaturas mágicas. Con suerte sabía qué era un dragón-
-Oh... En el negocio de mi padre hay uno. -dijo- Debe cuidar bien de la mercadería para que no la roben o destruyan.
-¿Qué vende tu padre? -pregunté con curiosidad. Nunca había preguntado acerca del negocio familiar-
-Vende ingredientes para pociones. Tiene le negocio más grande del mundo mágico. -dijo orgullosa- Él abastece a Hogwarts.
-Entonces, yo vivo desperdiciando ingredientes cuando hago mal las cosas... -dije con humor. Ella rió y asintió-
-¡HOY DAMOS COMIENZO AL TORNEO DE LOS TRES MAGOS! -exclamó Dippet con un hechizo Sonorus para que todos los alumnos oyeran- ¡HOY SE DARÁ LUGAR A LA PRIMER PRUEBA DEL TORNEO! -todos gritaron y aplaudieron con euforia. Yo seguía preocupada por los competidores. Siempre usan a los Cancerberos para vigilar tesoros y es casi imposible ganarles. En Hogwarts (y creo que en todos los colegios) es muy poco lo que te enseñan acerca de ellos. Hay que buscar información para saber más sobre estas grandes bestias- ¡LA PRIMER COMPETIDORA SERÁ LA SEÑORITA SOLANGE FONTAINE! -las alumnas de Beauxbatons exclamaron y aplaudieron con felicidad, dándole ánimos a su compañera-
***
-¡Tú puedes, Gus! -grité al ver que el gran perro se abalanzaba por tercera vez hacia él. La chica de Beauxbatons se había demorado casi una hora en poder pasar del perro. Exactamente cincuenta y siete minutos. Gus recién iba treinta y dos. Pero estaba más cerca que Solange-
-¡Avis! -gritó él apuntando a la cara del perro. Muchos pájaros salieron de la punta y distrajeron al animal- ¡Bombardo! -apuntó al suelo y el cancerbero se cayó cuando perdió el equilibrio. Gus lo rodeó con rapidez y corrió hacia el objetivo. El animal se levantó y corrió hacia él. Todos los Durmstrang saltaron y gritaron con entusiasmo al ver que tomaba el cofre y esquivaba al perro. Él le había ganado a la primer competidora. Había necesitado menos tiempo que ella-
-¡TREINTA Y SIETE MINUTOS, SEÑOR GALES, BUEN TRABAJO! -animó Dippet. Vi que la chica de Beauxbatons lo felicitaba con una gran sonrisa. Tom estaba esperando a que le dieran la señal para salir. El Cancerbero con el que se enfrentó August entró a una jaula y se abrió otra. De ésta salió otro gran perro de tres cabezas. ¿Era mi impresión o era más grande? Su color negro era terrorífico. Se veía más feroz que los demás. Tal vez es sólo mi imaginación...- ¡QUE EMPIECE EL TURNO DE RIDDLE! -todos los Slytherin gritaron para darle ánimos. Aunque a él poco le importaba-
Salió del lugar en donde estaba y el perro fue corriendo directo hacia él desde la otra esquina del campo de Quidditch. Sus patas chocando contra el suelo hacían temblar las gradas. Parecía un terremoto. Tom ni se inmutó. Ni siquiera hizo el amague de moverse de su lugar para tratar de escapar.
Levantó su varita e hizo aparecer un arpa. Con magia la hizo sonar, entonando una suave melodía. El perro comenzó a bajar de velocidad hasta quedarse parado justo frente a él, sus tres cabezas dieron un gran bostezo, se echó en el suelo y cerraron los ojos. Todos estaban estupefactos. Tom rodeó al animal, palmeó su cabeza derecha y caminó con tranquilidad hacia el cofre. Cuando lo agarró, no hubieron bullicios ni aplausos sino hasta después de varios segundos. A todos les había costado salir del shock. ¡Demoró una millonésima parte de lo que demoraron los demás!
-¡SIETE MINUTOS, Y RIDDLE ES EL GANADOR DE LA PRIMERA PRUEBA! -gritó Dippet con orgullo mientras miraba con burla a los directores de los otros colegios. Sí que eran competitivos- ¡FELICIDADES, TOM! -le dijo. Tom entró a la carpa en donde estaba antes y desapareció. No se quedó para los festejos ni reconocimientos. Él sólo se fue. ¡Es un maldito marginado!-
Narra Tom Riddle:
La primera prueba fue demasiado fácil. Ese tonto perro y todos los de su especie son demasiado sencillos de dominar. El cofre contenía un pergamino con escrituras de sirenas. Tardaría menos de cinco minutos en descifrar lo que decía.
Una suave y melodiosa risa me llegó a los oídos. Levanté la vista del cofre y vi a Adeline y a su amiga pelirroja entrar a la carpa en donde estábamos los competidores. Buscó a alguien con la mirada entre todo el gentío que había ahí felicitando y charlando con todos. Con todos menos conmigo, ya que no les daba charla y quedaba en un "Bien hecho, Tom". Por un momento creí que me buscaba a mí, pero estaba equivocado. Buscaba al inepto de Gales.
-¡August! -lo llamó. Él sonrió y dejó de hablar con las chicas de Beauxbatons que lo habían estado felicitando. Fue hasta ella y la abrazó- Felicidades, grandulón. -dijo ella con una sonrisa. Sentí un pinchazo de irritación-
-Te escuché animarme desde las gradas... -dijo él, bajándola al suelo (el maldito la había levantado del suelo mientras la abrazaba)-
-Sí... Lo hiciste bien. -dijo ella. Él la besó en un movimiento rápido, haciéndola sorprender. Su amiga Daisy chilló y se escuchó una risa histérica. Yo, por mi parte, gruñí y agarré mis cosas para largarme- ¡Más te vale no publicar eso, maldita! -exclamó Adeline. Me fijé a quién le gritaba y vi a la Ravenclaw que se encargaba de lo que se publicaba en el periódico escolar. Yo rodeé a todos y caminé hacia la salida-
-Felicidades, Riddle... -escuché que me decían. Me di vuelta antes de salir y vi a Daisy, la amiga de Adeline. Asentí en agradecimiento y me fui de allí antes de seguir presenciando la forma en la que August se aprovechaba de la distracción de Adeline. Como en el árbol, cuando ella estaba llorando y él la besó. Es obvio que una persona sensible hará estupideces. Por eso no aguanté y quebré la rama en donde estaban sentados. Daban asco-
***
-¿Cómo que ya no le enseñaré más? -pregunté un poco molesto-
-Ella dijo que quería que te concentraras en el torneo, Tom... -contestó Slughorn- Aunque no me convenció para nada esa excusa. ¿Pasó algo con ella? -cuestionó-
-¿Por qué habría de pasar algo? -me crucé de brazos-
-No lo sé. Casi llora cuando te vio ayer. Además, estaba rara cuando habló conmigo... -se encogió de hombros. Solté aire y me di cuenta de que ella se sentía mal por lo que dije-
-No pasó nada, profesor... -dije- A lo mejor sí es por lo que ella dijo. Pero no me hace falta concentrarme en nada, el torneo es demasiado sencillo.
-De todos modos ya le asigné a otra persona para que te reemplazara.
-¿Puedo preguntar quién, señor? -dije en tono casual-
-Una alumna de Ravenclaw.
-¿Una chica?
-Sí. -afirmó. De alguna forma me sentí... aliviado-
-Bien... -guardé mis manos en los bolsillos de mi abrigo- Me voy a mi habitación, profesor. Buenas noches... -me despedí y me fui de su oficina. Slughorn me había llamado para decirme que yo ya no sería el tutor de Adeline y, debo admitirlo, eso me molestó más de lo que me gustaría-
Ella comenzaba a odiarme.