Inapropiadamente Peligrosa

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—¿Qué significo para ti?

—¿A qué viene esa pregunta?

—Dos motivos, pero el principal, tengo un trabajo que hacer, y preguntarle a Guille no tiene sentido, ya sé lo que significo para él.

—¿Y el otro motivo?

—Simplemente quiero saber.

Levanta su mirada del computador, suspira pensativo y finalmente vuelve su mirada a la pantalla de su computador donde está jugando a crear melodías porque le relaja.

Es mi segunda semana con él, se supone que todo está bien. Se supone.

Es decir, ha sido fácil armar una rutina y es bonito pasar tiempo juntos. Sin embargo, siento que algo pasa.

Hace dos días el caos en redes sociales y medios de comunicación argentinos fueron grandes gracias a una foto que Ruggero le comentó a la ex y una respuesta que ella dio por sus stories.

Y bueno, ahora los dolores de cabeza cada vez que abro mi Instagram son ridículos.

¿A mí qué mierda me importa que él y la ex se hayan jurado casarse y toda esa mierda?

Ese es su problema, no mío.

—Ruggero. —insisto y él me mira.

—Ah sí. —hace una breve pausa.— No sé, no tengo una respuesta para eso.

—¿Por qué?

—Porque no me había detenido a pensar en eso. —soluciona.— Dame cinco minutos y te respondo.

—No.

Me estiro a tomar mi teléfono y busco el número de Andrés. La matriz dice que busque a una persona con la que he compartido poco tiempo pero que yo sienta que las emociones han sido intensas.

Esa persona es Ruggero, pero sí tan lento para responder es, yo me encargo de buscar a alguien que sí pueda y nos evitamos peleas.

Soy muy inteligente.

—Hola, preciosa. —percibo su ronca voz. Sonrío.

—Hola, no te voy a quitar mucho tiempo, solo necesito que respondas una pregunta por mí.

—Dime.

—Espera. —me bajo de la cama buscando mis audífonos.— Mierda, no recuerdo donde los puse.

—¿Estás bien?

—Sí. —vuelvo a la cama y tomo mi computadora. Abro la opción del micrófono y pongo el alta voz del teléfono.— Asegúrate de hablar alto y claro, ¿bueno?

—Sí, ¿qué quieres qué diga?

Al reconocer su voz, Ruggero gira centrando su mirada en mi. Le ignoro.

—¿Qué significo para ti?

Escucho su risa, a continuación suspira y dice. —La señorita Sevilla significa mi primer beso, la primera vez que me rompieron el corazón, la única persona que he amado tan intensamente a pesar todo. Significas un dolor profundamente placentero. Cuando estoy contigo tengo la sensación de estar hundiéndome, pero me gusta. Tus ojos significan vida, tu sonrisa felicidad. Me haces bien, eres inapropiadamente peligrosa. Tu presencia lo significa todo. Para mí lo eres todo.

—Espera, ¿qué dijiste?

—Lo que significas para mí.

—¿Dijiste que soy un dolor placentero?

—Sí.

—Que idiota. —suelto una carcajada.— Gracias por tus palabras, ahora tengo que intentar construir mi personalidad a raíz de esto.