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Ruggero Pasquarelli.

—Quiero entender por qué la besaste pero nada atraviesa mi mente. —musita Valentina.— Dijiste que esa chica era increíble y que estabas emocionado por presentármela.

—Lo lamento.

—¿Y por qué nos lo dices a nosotros?

—Porque ella no quiere escucharme.

—Ay, pendejo. —Maxi suspira.— Creo que ahora sí estás jodido. ¿O no, Agustín?

—A mí no me hablen de ese hijo de puta. Sin ofender a Antonella porque esa mujer no tiene la culpa de tener un hijo tan pendejo.

Tomo un sorbo de mi cerveza, Agustín está cabreado. Demasiado cabreado.

Pobre hombre.

Estábamos en un club nocturno pasando la noche de sábado. Había decidido explicarles mi situación a mis mejores amigos.

Y ahora ellos me odian. Sobre todo Agustín que no soporta a Candelaria.

Quien por cierto está hoy aquí con nosotros.

Cuando ella vuelve del baño, Agustín se encarga de mandar indirectas, y eso me fastidia pero no estoy de humor para pedirle que se detenga.

El flash de una cámara disparándose llama mi atención. Miro a Candelaria que me sonríe antes de centrarse en su teléfono.

—Es bueno volver a los viejos tiempos. —musita. Poco después mi teléfono vibra y suspiro profundo al ver lo que ha hecho.

Es una foto mía en su storie, una con la descripción;

Encontrarte 🖤.

Bloqueo el teléfono, lo dejo sobre la mesa y miro hacia otro lado. ¿Por qué?

Pienso en las palabras de Karol, en lo que había pasado durante estas dos semanas y en lo que ella significa para mí.

Pienso en su pregunta.

¿Qué significo para ti?

Tuve la oportunidad de responderle y lucirme como ese idiota, pero no lo hice. Le pedí cinco minutos como todo un hijo de puta.

De una ficticia madre. Porque Agustín tiene razón, mamá no tiene la culpa de mi estupidez.

La tensión en la mesa es evidente. Candelaria intenta sacarle tema de conversación a Valentina y ella apenas responde.

Hasta que Maxi señala a la puerta y todos seguimos su mirada.

Maldigo levemente.

Por favor díganme que no es ella.

Ante mí, la imagen de Karol se deja ver.

Lleva puesta una escotada blusa que deja ver su plano abdomen y su bien formada cintura. Un pantalón de mezclilla que luce sus piernas y un par de estiletos color beige.

Su cabello está suelto y ondulado, su maquillaje resalta los preciosos ojos que tiene y sus labios están pintados de ese rojo que tanto me gusta.

Sostiene la mano de Nicole que luce un bonito vestido azul, y detrás de ellas, vienen Andrés, Guillermo, Carla y un chico cuyo nombre e identidad desconozco totalmente.

Sin percatarse de nuestra presencia, caminan dentro del lugar hasta hallar una mesa disponible. Ella se sienta y le hace una señal a Guillermo, él asiente alejándose hacia la barra.

Vuelve poco después con cervezas para todos, Karol toma la suya y sin perder el tiempo, se pone de pie caminando hacia la pista de baile.

Nicole va detrás de ella y Andrés cual perro faldero, no tarda en seguirlas.

Inapropiadamente PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora