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Respira profundo, Karol. Respira y no hagas una tontería.

Esa es la maldita frase que me he repetido desde que desperté. Pero es imposible porque ahora mismo no tengo cabeza para nada.

Estoy sentada en la barra de algún bar bebiendo sin control alguno.

Estoy molesta, muy molesta y asustada porque sé que después de mañana ya no habrá vuelta a atrás.

Mañana Ruggero se casa, y yo siento un terrible dolorcito en el pecho que no me deja ni siquiera respirar.

He tenido que escaparme de la autorización de Guillermo, él ahora seguramente piensa que estoy en casa durmiendo y Montse debe pensar que estoy con él.

Pero eso qué importa.

Ruggero se va a casar... Y aún me odia.

Mamá me dijo que volvía a México porque vivir cerca de mí es un infierno... Vaya, es que nadie en este mundo me necesita.

Hay ocasiones en las que quiero solamente tomar mis cosas e irme muy, muy lejos. No creo que alguien me necesite de todos modos.

Odio este sentimiento de soledad tan cabrón.

Odio al mundo entero.

¿Por qué a mí? Es lo único que pregunto.

No he sido la niña más educada y disciplinada del mundo, lo admito, pero tampoco soy una mentirosa, hipócrita y manipuladora como Ruggero lo dijo. Solo soy una persona que espera ser comprendida.

Pero al final mi madre tiene razón.

Debería de ser de ser una maldita niña. Necesitada de atención.

Todo tiene un límite y yo he tocado el mío.

Yo estoy tocando el mío.

Hago un mohín cuando el líquido quema mi garganta, escucho la risa de la chica de barra que me sirve los shots.

—¿Segura que tienes cómo volver a casa? —pregunta. Asiento.— Si quieres te llamo un taxi cuando quieras irte.

—Gracias, eres muy amable.

Le extiendo mi copa, ella sirve un poco más de vodka y lo bebo sin pensar en nada más.

Una lagrima rueda por mi mejilla cuando recuerdo la amarga razón por la que estoy aquí. La limpio y trago saliva mientras tomo un nuevo sorbo de vodka.

Mi garganta arde y ya me siento demasiado mareada. Quizá debí haber pensado mejor antes de venir aquí.

Y es que mi plan principal había sido llegar a la despedida de soltero de Ruggero. Pero no lo hice porque desgraciadamente no sé dónde carajos es la fiesta.

Pero si lo hubiese hecho, ahora mismo Ruggero no estuviese a punto de casarse.

Mierda, Karol. Basta.

Sí, sí que estaría a punto de casarse. Va a tener un hijo y tú no puedes olvidarte de eso.

No vas a arruinar a una familia.

Sí, amas a Ruggero pero el que ya no esté contigo es por tu culpa, no por Jena ni por su amante. Es tu responsabilidad y tú sola la vas a asumir.

Si vas a sufrir lo harás completamente sola, en absoluto silencio. Porque esto no es culpa de Ruggero, no es culpa de nadie.

Es tu culpa, por pendeja y por creer que rechazar el amor te haría más mujer.

Tonta, tonta, tonta.

Inapropiadamente PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora