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¿No les pasa que intentan formar una nueva vida y absolutamente todo les sale mal? Bueno, porque a mí sí.

Quería empezar una vida saludable con ejercicio y dietas. Fallé en la segunda hamburguesa.

Quise tener una vida espiritual, hice llorar a mi terapeuta y me sentí tan mal que decidí no volver.

Quise una vida artística, el maestro me comenzó a gustar y como siempre, huí de mis sentimientos.

Así que terminé estudiando como si mi vida dependiera de ello y no salía de casa para nada que no sea estrictamente necesario y vital. Es decir, solo voy a la universidad y me encierro de nuevo en casa.

Mañana es mi cumpleaños, sé que traman algo y que aunque he dejado claro que no quiero nada, lo harán igual.

Guillermo por fin está de vuelta en casa, ahora toma la universidad virtual así que está todo el día en casa. Y yo, bueno yo estoy a solo un semestre de graduarme.

Será emocionante conseguir mi licenciatura en fotografía como se debe. Seré la mejor fotógrafa del mundo, sé que sí.

Bueno, no tan exagerada pero pues al menos me sabré defender, es obvio. O casi...

En fin.

—No te muevas. —me dice Andrea. Suelto una risita.— Sesenta centímetros desde la nuca.

—Te creció, finalmente superamos la burrada del cabello corto. —festeja Guillermo.— Ahora solo falta el color.

—No, el color si está bien.

Andrea me defiende, Guillermo protesta.

Es que no puedo tomar una sola decisión sin duda. Primero sí me dejé crecer el cabello pero a cambio lo teñí de un color más claro del que ya tenía.

Y ahora Guillermo está enojado porque dice que no puedo volver a mi castaño natural. Y la verdad es que no siendo sinceros.

Termino de acomodar mi cabello y camino hacia el espejo viéndome en este. Sí, se me ve lindo el cabello largo, y ahora rubio.

Debería dejar de jugar con mi cabello, pero como dije, le estoy intentando encontrar el sentido a mi vida.

Y qué difícil que es.

Tres meses y yo siento que ha sido un año más, es es agonizante, mi mente y mi corazón no se ponen de acuerdo.

Y la afectada soy yo. Por ende, no sé qué voy a hacer con mi desastroza vida.

Odio esto.

—¿Lista para salir? —pregunta Guillermo. Andrea asiente.— ¿Segura que no quieres venir, Karol?

—No, hay una película nueva que me muero por ver, me dijeron que estaba llena de drama.

—No puedes sacar el drama con más drama. —me advierte Andrea.— Pero bueno, ¿te traemos algo?

—Uy sí, una hamburguesa muy grande y rica, y un té helado.

—Vas a engordar. —advierte Guillermo caminando hacia la puerta.

—Sigo siendo bonita.

Escucho la risa de Andrea, poco después los escucho despedirse de Montse y cuando mi prima entra, le sonrío señalando la cama.

Inapropiadamente PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora