Esto es tenso para mí y divertido para Guillermo que tuvo un ataque de risa de cinco minutos.
Andrés no deja de mirarme y sonreírme y a mí ya me duele la cara de tanto devolverle las sonrisas. Y Ruggero...
Bueno, Ruggero me saludó con un extraño tono de voz. Y luego usó ese mismo tono de voz para darle una orden a Andrés.
Todo bien según yo, pero sus amigos hicieron un gesto que me hizo reír y la chica que él antes abrazaba se marchó molesta. ¿Qué pasó?
Solo Dios sabe.
Y sus amigos, por supuesto.
Ahora mismo Guillermo está sentado grabando un video en donde explica sus expectativas, lo que quiere lograr y quienes forman parte de este camino. Obviamente me sentí orgullosa cuando dijo que su principal motivación era yo porque nunca le di la espalda ni le dejé rendirse.
Nunca pero nunca dije que una sola de sus canciones no me gustaban, soy ese tipo de fan que le aplaude todo lo que hace. También agradeció a sus padres, su hermana, y a Carla. Aunque no dijo su nombre pero sí le mandó una indirecta que la hizo sonrojarse.
Desde ya me declaro su fan.
En cuanto termina de grabar le deja el sitio al siguiente participante y finalmente va unos metros allá donde le van a tomar fotos.
Ahora entiendo por qué vino tan bien vestido.
Pero ya me duele la panza, quiero comer algo.
Dejo el teléfono de Guillermo un lado cuando las vidas de su juego se han acabado y me dedico a verlo posar para la cámara que Andrés maneja.
Sonrío sin dejar de mirarlo.
Aún me cuesta creer que hace poco éramos dos niños sentados en la acera viendo el atardecer mientras soñábamos que él un día sería muy famoso y que yo sería su asistente. No importaba cómo, pero nos prometimos estar siempre juntos.
Hasta prometimos que viviríamos juntos en una gran mansión y que nos haríamos viejitos sin nadie más que nosotros mismos. Lo cual es divertido porque este ser, este terco ser ya se ha enamorado.
Ya me vi tocando el violín en su boda, y luego en el nacimiento de sus hijos y en el bautizo de los mismos.
Porque siempre tía, nunca mamá.
Y porque estoy más sola que la soledad.
—¿Disfrutas de la vista?
Dejo de mirar a mi mejor amigo para ver a Ruggero sentado a mi lado. Arrugo el entrecejo viendo de nuevo hacia mi amigo.
No entiendo.
—Claro que disfruto de la felicidad de mi amigo. —digo con obviedad.
—Claro, tu amigo.
—¿Pero qué te pasa a ti? —exclamo cabreada.— Guillermo es mi mejor amigo, evidentemente voy a estar feliz por él.
—¿Por qué juegas conmigo de esa manera?
Acerca su rostro al mío, su cercanía me afecta y tengo que tragar saliva antes de alejarme un poco. Pero él lleva su mano a mi cuello y mis ojos instintivamente se cierran.
Pero luego mi dignidad actúa y me grita que no está dispuesta a perder la batalla así que me alejo antes de mirarle y decirle.
—Por favor, mantén la compostura que hay muchas personas aquí y no quiero que ninguna piense cosas que no son. —sonrío. Él relame sus labios.
—Salgamos.
—No.
—Por favor.
—Pídeselo a la tipa que tanto abrazabas. —propongo.
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Inapropiadamente Peligrosa
Romance"Perdóname si te hice pensar que somos más que amigos" Puede que mis actitudes sean las de una mujer enamorada, pero eso no puede llegar a significar que voy en serio. Suele ser un poco típico de mi personalidad que mis sentimientos actúen en desacu...