La música resuena por todo el lugar, es obvio que el reggaeton tiene un toque perfecto para las fiestas. Pero si de reggaeton antiguo hablamos, absolutamente nada le gana.
Y ahora mismo, soy consciente de eso mientras bailo rodeada de todos mis amigos en un perfecto grupo.
Tengo una cerveza en la mano, Nicole corea la canción conmigo y puedo ver que Carla graba todo para el recuerdo. Es que especialmente hoy, me he pasado de copas.
No estoy borracha, estoy borrachísima. Y lo comprueba esa foto en la que Nicole intentó volver a besarme y yo solo me reí antes de gritarle; Que tengo novio, estúpida.
Creo que el amor abunda aquí, increíble. Simplemente increíble.
Sí, soy consciente de que tal vez me estoy pasando de la raya, sobrepasé mis propios límites y ahora estoy mareada, cansada y sumamente dispuesta a seguir a pesar de mi dolor de pies y cansancio.
Ruggero se fue hace como cuatro horas, me envió un mensaje avisando que estaría comiendo hamburguesas veganas con la ex y como una hora y media después otro mensaje diciendo que ya la dejó en su hotel.
Luego dijo que estaba en su casa cambiándose de camisa gracias a un accidente y hasta ahora no sé nada de él. Tampoco es como si lo necesitara.
Ya le dije que no soy celosa. Y si quiere respetarme o no, depende de él, no de mí.
La canción cambia, al parecer la temática de esta noche es reggaeton antiguo y realmente lo estoy disfrutando.
Un grito inunda el lugar, comienzan a corear la canción y yo le doy el último trago a mi cerveza. Necesito otro.
—Es tequila. —Andrés me extiende un vaso. Sonrío.
—Alta intoxicación que me voy a mandar.
Me levanto el vaso sin pensar en nada, ya estoy lo suficientemente borracha como para cuestionarme de algo.
Nicole se detiene argumentando que le duelen los pies, a continuación se deshace de sus tacones y continúa bailando. Me río, esta mujer es tanto o más despreocupada que yo y eso me gusta.
Mi mirada cae sobre el reloj en mi muñeca. La una y cinco de la madrugada.
Gran hora.
Este lugar cierra a las dos gracias a que está cerca del centro de la ciudad así que tenemos el tiempo contado y nadie parece querer irse. Y quien va a querer con esta música tan agradable.
—Oye, Carla no quiere irse, ayúdame. —dice Guillermo. Niego.— Por Dios, Karol. Ya van a ser las dos.
—Ya cálmate, amor. —Carla besa sus labios.— ¡Es una gran noche!
—¡Hagamos un trío! —propone Nicole tan efusiva como siempre.— ¡Trío!
—¿Musical? —pregunta Alejandro adormecido. Suelto una carcajada.— ¿Qué?
—Hay tantos tipos de borrachos. —Agustín suspira.— Tú eres un borracho pendejo.
—Y tú un borracho genial. —asegura Nicole.— Vamos, hay que bailar.
Se sube a una de las sillas, sigue moviendo su desequilibrado cuerpo al ritmo que su cabeza escucha. Me río.
Hasta que siento un brazo sobre mis hombros y tengo que mirar a la persona responsable.
—No le digas a Ruggero, pero me gustas. —me dice Agustín. Suelto una carcajada.
—Estoy borracha pero no pendeja. —pongo mi mano sobre su frente alejándolo.— No te voy a besar ni aunque Ruggero esté de acuerdo.
ESTÁS LEYENDO
Inapropiadamente Peligrosa
Romance"Perdóname si te hice pensar que somos más que amigos" Puede que mis actitudes sean las de una mujer enamorada, pero eso no puede llegar a significar que voy en serio. Suele ser un poco típico de mi personalidad que mis sentimientos actúen en desacu...