39

409 105 4
                                    

La luz que se cuela por la ventana me fastidia. Suspiro cubriéndome con mi brazo.

Siento un fuerte dolor en la barbilla. Maldigo tocando el área afectada.

¿Qué mierda...?

Por fin abro los ojos, lo primero que veo es el techo y confundida extiendo mi mano buscando la mesita de la noche. ¿Y mi mesita?

Intento mover la cabeza pero mi oportunidad es limitada gracias al fuerte dolor en mi barbilla. Pero de algo estoy segura.

Esta no es mi habitación.

Estiro la mano sujetándome de la cabicera de la cama y un frasco de pastillas cae en mi frente. Mi mente actúa con velocidad y de inmediato reconozco donde estoy.

La cama de Ruggero.

¿Cómo mierda terminé aquí?

Me siento contra el respaldar dejando el frasco de la pastillas donde estaba. Escucho pasos y la puerta no tarda en abrirse dejando ver al italiano sin camisa y con su pantalón de pijama puesto.

—Despertaste. —dice dejando su teléfono en uno de los espacios detrás de mi cabeza antes de sentarse a mi lado.

—¿Qué hago aquí?

—¿No recuerdas nada? —niego y sonríe.— Bueno, eso me ofende muchísimo.

—Te hice una pregunta.

—Y yo le niego a creer que realmente no recuerdes lo de anoche.

Entrecierro los ojos, este maldito me está sacando de quisio. Quiero decir algo pero apenas abro la boca, parece que la he abierto demás porque de nuevo siento dolor.

Él se pone de pie y camina hacia el baño. Se adentra a este y no sale hasta cinco minutos después.

—Ven, hay que curarte la herida.

—¿Herida?

Asiente, vuelve a sentarse y toma mi mano guiando mis dedos a la gasa que llevo puesta y no noté. Me quejo porque duele, él aleja mi mano.

—No recuerdo nada.

—Básicamente es culpa de Nicole pero no sé la versión exacta, solo sé que te hicieron cuatro o cinco puntos. Estabas anestesiada y cuando te traje aquí, no dejabas de llorar, lloraste hasta porque Simba se quedó sin padre en la película y porque algún desalmado dejó a Panterita tirado y si Andrés no lo encontraba, probablemente hubiese muerto de hambre.

—¿Dije algo más ridículo que eso?

—Sí, dijiste que las películas son una mierda porque de ninguna manera un modelo tan guapo se enamorada de una simple mortal en la vida real. ¿De qué película hablabas? No tengo ni idea.

Ay, por Dios.

Maldigo, él se ríe tomando mi mano y me conduce hacia el baño con cuidado. Tal vez estoy exagerando pero juro que siento dolor incluso cuando camino.

Me toma de la cintura tomando un impulso para subirme al mesón, me apoyo en el espejo viendo que tiene el botiquín, agua y muchas cosas más.

—Va a doler un poco. —susurra mientras comienza a retirar la gasa. Cierro los ojos.— Con eso compruebo que la loca de tu amiga es peligrosa.

—No lo recuerdo pero ajá. —abro los ojos cuando por fin ha retirado la gasa.— ¿Qué es?

—Agua de manzanilla. El doctor dijo que sería mejor si te lavabas con aguas así.

Asiento, él remoja una toallita y me pide que cierre los ojos. Lo hago y gimo de dolor cuando siento el agua tibia en mi herida.

Y como soy el drama en persona, termino llorando mientras él limpia mi herida y alista las nuevas gasas para colocarla sobre mi herida.

Inapropiadamente PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora