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La botella ha girado muchas veces, y en todas esas ocasiones me he sentido nerviosa porque definitivamente no quería besar a nadie. No hay un por qué exacto, simplemente no quería.

El juego fue divertido a pesar de todo y creo yo que cargado de mucha tensión sexual.

Ahora mismo estamos jugando a yo nunca nunca, las preguntas de Nicole sobrepasan el límite de lo usual. Y ya ha preguntado muchas cosas que Ruggero ha respondido muy casualmente y que me hacen reír.

¿Es que está intentando ponerme celosa o de verdad ha hecho todo eso?

Espero que sea la segunda opción porque de verdad detesto que intenten ponerme celosa.

Les sale mal y para terminar de joder la situación, yo me enojo con ellos.

No me gusta jugar sucio, soy más de las personas que van directo al punto. Y si ellos asocian la falta de celos con falta de interés, pues que mal están.

Yo realmente no soy de esas personas que disfrutan de hacerles dramas a sus parejas porque hablaron con otra chica o porque le saludaron.

Creo que más bien, eso queda en la persona. Y si esta decide no respetar la confianza que yo le doy, pues bueno, quien está mal es esa persona, no yo.

—Yo nunca he tenido ganas de pelear por una persona. Pero pelear en el sentido de golpes. —dice Agustín. En silencio veo a todas las mujeres beber a excepción de Nicole y de mi.

Uy, interesante.

—¿Por qué? —pregunta Nicole interesada.— ¿Por qué darnos entre mujeres por un pene?

—No es eso, es el sentimiento tan fuerte que tienes por esa persona, y que luego alguien más te lo arrebata y para rematar, no lo aprovecha. —resume Susie.

—¿Esa fue una indirecta? —tengo que preguntarle.

—Esa fue una advertencia.

—Susie. —advierte Ruggero, aparto su brazo de mi hombro mirando a la chica.

—¿Advertencia por qué?

—Porque si no cuidas lo que quiero tener... Tal vez te lo quite.

—Adelante. —sonrío dándole un trago a mi vaso.— Si quieres tenerlo, adelante.

—¿Quién eres tú para empezar? —su pregunta me hace reír.

—Karol Sevilla.

—¿Y quién es Karol Sevilla? —¿pero qué?— Exacto, nadie.

—Susie. —el tono de voz de Ruggero pasa ser de advertencia a enojo total.

—Susana gusana, no provoques a mi amiga. —advierte Guillermo.

—No eres nadie. —continúa ella ignorando la advertencia.— No hay una extraordinaria mujer detrás, sólo un nombre que siempre vivirá detrás de las sombras de Ruggero, actor, músico, cantante... Bueno en la cama.

Mi única reacción es lanzarme sobre ella. Su quejido pasa desapercibido para mí, y mientas sujeto su cabello con firmeza, digo cerca de su rostro;

—Soy Karol Sevilla, estudiante universitaria, mujer extraordinaria. ¿Crees que voy a vivir debajo de la sombra de un hombre? No, estás mal. Porque no hay nada más patético que sufrir por el amor que un hombre no merece. ¿Qué si me gusta? Sí, me gusta, ¿él va a poner orden en mí? No, desde luego que no, y no quiero pelear por él, así que te seré sincera, si te gusta, lucha por él de una manera justa, haz lo que quieras y si te funciona adelante, yo no voy a jugar. Somos mujeres, y como tal, debemos respetarnos, no voy a perder mi dignidad ni por él ni por nadie. Seamos sinceras, reina. No me importa si es bueno en la cama, no he tenido la intención, de probarlo, y si tú si, felicidades. No vas a herir mi orgullo con información que te importa solamente a ti. No soy celosa, y si lo tuyo con él tiene que ser, avisame para retirarme y no obstruir más tu camino. —me alejo poniéndome de pie.— No te pido que te vayas, pero si quieres hacerlo, todo bien.

Inapropiadamente PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora