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— ¿Cómo sería para ti un día perfecto? —llevo una fresa a sus labios. Él le da una mordida.

—Uhm. —relame sus labios.— Creo que este. Exactamente este, tú y yo en el parque, con comida, una guitarra y un cálido sol.

—Excelente, te toca.

—¿Crees en el poliamor?

—No, en el poliamor no, en los tríos sí. —suelto una risita.— ¿Qué cambiarías de ti?

—Creo que mi capacidad de tomar malas decisiones. —sonríe entrelazando su mano con la mía. Besa mis nudillos.— ¿Qué es lo que más te gusta de ti?

—Uy, me gusta todo de mí. —presumo.— Bueno, tengo inseguridades como cualquiera, pero no algo tan fuerte como para vencerme. Pero si elijo solamente una cosa, podría decir que me gusta mi amor propio, mi capacidad de no dejar que nadie me baje el ánimo.

—Me gusta tu seguridad. —asiente.— ¿Qué valoras más en una persona?.

—Suena muy cliché, pero creo que la honestidad, me gusta que sean honestos conmigo.

Asiento, tomo una nueva fresa y le doy una mordida antes de guiarla a sus labios.

Estábamos sentados en el parque teniendo una cursi cita porque vi una película y me dieron ganas de tener una cita así.

El hecho es que buscamos en Internet y ahora estamos jugando a respondernos preguntas. Es divertido al final, me gusta.

Su cabeza descansa en mis piernas, llevamos casi una hora así y aún no acabamos con las preguntas. Esto es increíble.

—¿Qué no perdonarías nunca? —continúo.

—Bueno, es sencillo. Jamás en la vida perdonaría que me mientan, que me engañen y que me afecten actuando en beneficio propio. —dice con seguridad.— Si pudieses elegir, ¿Dónde te hubiera gustado nacer?

—Aquí en España, en la familia de Guillermo. Los amo, te juro. —digo segura.—  ¿Cuál es tu mayor miedo?

—Perderme en el camino, ya sabes, me refiero a la mierda esta de dejarme llevar por lo que la gente quiere que haga y dejar de hacer lo que a mí me gusta y me identifica como artista.

—Bueno, pues si de mi depende, jamás voy a dejar que lo hagas. —pellizco su mejilla.— Ruggero, yo simplemente, te quiero. Y te juro que de ninguna manera, voy a dejar que cambies tu esencia. Primero te mueres, primero yo mato, o hago cualquier estupidez que te salve, lo que suceda primero.

—Bueno, pues en ese caso, muchas gracias, señorita. —se estira para besar mis labios.— Sigamos. ¿Qué características de mi personalidad no te gustan?

—Tus celos. —suelto de inmediato. Se ríe.— Carajo, odio tu modo celoso. Sobre todo de Nicole, ¿Por qué Nicole?

—Ella le va a los dos bandos según sus palabras. —sonríe.— Y es bonita, a ti te parece bonita.

—Si, señor. Pero tienes que calmarte, solo nos hemos besado en una situación de extrema borrachera, al menos yo no tuve sexo con ella.

—¿En serio estás indignada porque no te invitaron a la orgía?

—Quizá un poco. —juego con mis dedos.— Es que me da curiosidad.

—Ajá sí, pero entre amigos no funciona, nada más mira a esos seis tontos, no pueden ni verse a la cara. Hasta Nicole los evita.

—No quiero ni imaginar todo lo que hicieron bajo el efecto del alcohol. —me rio.— Pero, he de admitir que estoy preocupada por mi amigo.

—¿Por?

Inapropiadamente PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora