La mujer poseída por un espíritu maligno

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En 1983. En las Islas Canarias, por la costa africana del Océano Atlántico. Apareció una embarcación sin pasajeros. La nave no presentaba desperfectos técnicos ni señales de haber sido atacados. Solo había tres tazas de café a medio beber y...una caja de acero abierta junto a un soplete de acetileno. La caja se encontraba vacía y tenía dos compartimientos. A todos les pareció extraño, pues lucia como si esta hubiese alojado a una persona.

Se creía que una vez albergaba un tesoro perdido, pero luego de unos meses, todo el mundo olvido el asunto.













Ahora, en el año 1987, en Japón, una mujer rubia y menuda de mediana edad llamada Holly Kujo (de soltera Zeppeli-Joestar) se encontró parada dentro de una comisaría, de pie frente a dos policías que hace unos minutos la habían llamado para informarle sobre la pelea más reciente en la que se había metido su única hija.

Joruko Kujo, 17 años.

Estatura: 1.75 m.

Su padre es japonés y un musico de jazz, se encuentra en gira. Su madre es estadounidense con ascendencia británica.

Dijo el oficial mientras revisaba el expediente.

- No hay duda alguna, Joruko es mi hija- respondió Holly, sosteniendo el pañuelo blanco que había puesto cerca de su rostro mientras mantenía un rostro lleno de preocupación y tristeza.

- Parece ser que sus amigos la llaman "Jojo" porque el "jo" en Kujo y el "jo" de Joruko se encuentran juntos- dijo el más joven de los dos, dejando escapar una risa seca que se escapó de sus labios- Que tontería.

- Así que...- comenzó, pero se detuvo para hacer superficial el nudo que se había formado en su garganta- ¿A cuantas personas mató Joruko? ¡No, no me lo diga! ¡No quiero oírlo! ¡No!

- Eh...¿quién hablo de asesinato?- dijo el policía.

- Se involucro en una pelea- aclaro el otro policía.

- De hecho, los matones que enfrento cargaban nunchakus y cuchillos. Sin mencionar que uno de los cuatro es un exboxeador profesional. Entre los cuatro pudimos constatar quince fracturas. También les destrozo los testículos. Oh disculpe...y todos fueron a dar al hospital- dijo el policía.

- ¡Señora, asegúrese de darle una buena reprimenda!- sugirió el otro policía.

- ¡Claro!- ella estuvo de acuerdo, pero luego tuvo otro pensamiento terrible- pero tal vez ella lo hizo porque esos matones intentaron propasarse con ella. ¡Espere! No me diga que ella... ¡Que horrible! ¡No quiero oírlo! ¡No!

- Cálmese señora, no le paso nada de eso, pero ese no es el problema principal- dijo el policía- Tiene una hija muy extraña.

Ante sus palabras, Holly hizo un sonido confuso con su garganta antes de seguirlo rápidamente cuando vio el gesto que ella le hizo y que le decía que lo siguiera mientras se dirigían a las cárceles donde podía decir que su hija estaba.

- Adelante, la escoltaremos.

- Gracias

- Quiero que se la lleve a casa, por favor.

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