Se acerca la hora de la verdad

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Antes de que el grupo Joestar llegara a El Cairo. En la mansión de Dio, cierto vaquero deambulaba solo por la oscuridad en busca de su amo. Sus pasos resuenan a su alrededor. Todas las ventanas estaban cerradas, por lo que resultaba difícil ver hacia donde caminaba.

- Maldita sea, esta muy oscuro- murmuro Hol Horse- mis ojos no se acostumbran. ¿Dónde estará?

Prendió un encendedor y miro a su alrededor. Vio una puerta que se conducía al sótano, así que se dirigió hacia allí. Se detuvo cuando su pie choco contra algo. Miro hacia abajo y se dio cuenta que había tropezado con el cadáver de una mujer joven que vestía ropa exótica. Tenía dos agujeros en su cuello, su sangre había sido drenada. Cerca hay algunos cuerpos más de mujeres muertas y todos yacen sobre enormes pilas de oro y tesoros raros.

- Que asco...- Hol Horse estaba tan horrorizado que no escucho que alguien se acerco a él sigilosamente.

- ¡¡Boo!!- grito una persona detrás de él.

Hol Horse dio un salto. Se dio la vuelta y ya tenía a Emperor materializado en su mano. Apunto con su arma a la cabeza de Joey Operetta.

- ¡¡Eres un hijo de puta Joey!!- Hol Horse lo fulmino con la mirada- ¡Me asustaste!

- Lo sé, hyuk hyuk hyuk- se rió Joey- Y veo que encontraste las sobras de Dio.

Hol Horse trago saliva y volvió a mirar los cuerpos.

- Ninguna de ellas parecía tener miedo. De hecho, parecen que querían que Dio les absorbiera la sangre. Me cuesta comprenderlo.

- Bueno, las chicas tienden a ir por los chicos malos- sonrió Joey.

- Además ¿de donde saca todos estos tesoros y obras de arte?

- No lo se. De todos modos, Hol Colt- comenzó Joey.

- Hol Horse- corrigió el vaquero.

- Sí, lo que sea. ¿Estás aquí para ver a Dio también? ¿Por qué no vamos juntos?

Hol Horse entrecerró los ojos.

-... ¿Por qué?

- Tengo miedo y necesito un hombre que me haga valiente.

- Ugh... está bien.

Tanto Hol Horse como Joey entraron en la polvorienta biblioteca del sótano. Toda la habitación esta iluminada por la débil luz de las velas y estaba llena de telarañas, pero no veían a Dio por ninguna parte.

Los dos hombres miraron alrededor donde hablo una voz.

- ¿Qué es... lo que quieren?

Hol Horse y Joey miraron hacia arriba y vieron a Dio estaba de pie sobre una escalera, guardando un pequeño libro en un estante alto. Dio floto sin decir una palabra hasta que sus pies llegaron al suelo. Hol Horse respiraba profundamente y sudaba mucho. El solo hecho de estar cerca de Dio es suficiente para darle escalofríos por la espalda.

Mientras tanto, Joey se obligó a sonreír y ser cordial a pesar de estar nervioso también.

- H-hola, maestro supremo Dio- comienza, pero Dio lo interrumpe.

- ¿Qué hacen aquí ustedes dos?- volvió a preguntar Dio con calma.

- ¡Bien! Yo...- Joey hizo una pausa pero luego, dio un paso atrás- Habla tu primero, Hol Horse.

- ¿Qu-qué?...uh, b-bueno, vine a darle mi informe- balbuceo Hol Horse, pero se armo de valor- El quinto y sexto de los nueve dioses, Mariah y Alessi, fueron derrotados.

- Masticó catavampiosamente- agregó Joey.

El vampiro de cabello dorado sacó otro libro del estante y sopló el polvo.

Nuevo mundo, nueva aventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora