Wheel of Fortune

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Después de conducir durante varias horas sin parar durante toda la noche, el sol ya había salido y permitió a los crusaders ver claramente el desierto por el que viajaban, llegando finalmente a su próximo destino: Pakistán.

- Pronto llegaremos a la frontera con Pakistán. Nos despediremos de la India dentro de poco- anunció Kakyoin.

- Si. Al principio me preguntaba que tipo de país sería, pero creo que ya extraño el ajetreo de Calcuta y las aguas del Ganges- comenta Josephine.

- Yo también- concordó Caesar.

- Yo tengo pensado regresar- Polnareff informó abruptamente- Avdol se merece una sepultura digna.

El francés declaró, todos Joruko, Josephine, Caesar y Kakyoin se quedaron en silencio con expresiones ligeramente culpables en sus rostros ante la mención de Avdol. 

- El camino se estrecha- Polnareff redujo la velocidad mientras el coche rojo oxidado delante de ellos conducía a una velocidad lenta- ¡No conduzcas tan lento! ¡Nos estorbas! ¡Lo rebasare!

Impaciente, Polnareff hizo un giro empinado para abrirse paso a empujones por delante de este coche. 

- ¡Polnareff, no seas imprudente!- regaño Kakyoin.

- ¡Para eso son los todoterreno!

Pero él se rió, mostrándole una sonrisa culpable con una emoción palpable recorriendo todo su cuerpo.

- Oye ¿no acabas de golpear el otro auto con una piedra?- suspira Josephine.

- Ni idea, es probable- respondió Polnareff con una sonrisa más grande en su rostro mientras miraba el auto rojo desde el espejo retrovisor, descartando la idea de haber causado algún daño al otro conductor.

- No queremos ningún tipo de problema- dijo Josephine- No olvides que Caesar y yo nos buscan por lo que sucedió en Benarés. Queremos cruzar la frontera sin inconvenientes.

Condujeron un poco más antes de detenerse abruptamente, lo que obligó a los demás a arrojar sus cuerpos hacia adelante para el movimiento brusco antes de que los cinturones de seguridad los obligaran a retroceder que los salvaron de un golpe desagradable.

- ¡¿Qué diablos, Polnareff?!- Caesar grita.

- ¿Qué sucede? ¡Te dije que no quiero inconvenientes!- regaño Josephine.

- ¡N-no es eso! Miren hacia allá.

Decidiendo que era mejor mirar dónde había señalado el francés debido a su situación actual frente a otros usuarios de Stand, hicieron lo que les dijeron, encontrando la pequeña figura de una persona que conocían muy bien.

Era Anne, la niña que pensaban que habían dejado en Singapur, les hacía señas para que la llevaran y les lanzaba una amplia sonrisa mientras revelaba su rostro por debajo del sombrero que llevaba.

- Yare yare daze-  Joruko apretó los dientes y dejó escapar un suspiro

- ¡Hola! Nos volvemos a encontrar. ¿Me darían un aventón?- los saludo Anne.

Cuando esas palabras salieron de su boca, se escucharon gemidos colectivos de queja dentro del vehículo a medida que más estrés y problemas caían sobre sus hombros ahora que parecía que tenían que mantenerla alejada y a salvo del posible usuario de Stand que podría atacarlos.

- Después de todo, soy una chica- Anne explica su argumento y las razones para estar ahí con ellos, sentada en la parte de atrás y entre Joruko, Caesar y Josephine- Pronto tendré que usar sostén e incluso pintarme las uñas para gustarle a los chicos, pero no importa si así puedo ser igual de hermosa que Joruko-chan.

Nuevo mundo, nueva aventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora