Emperor y Hanged Man, Parte 1

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Después de otro viaje en tren en Tailandia y un par de paradas de ferry en Myanmar, el Grupo Joestar finalmente llegó a Calcuta, India. En el siglo XX, su población es de 110,000 habitantes. ¡Es una ciudad rebosante de energía!

- Estoy... un poco preocupada- admitió Josephine- Quiero decir, estoy preocupada por los Stands enemigos, por supuesto. Pero en realidad es mi primera vez en la India.

- Yo cuando pienso en la India, me imagino un lugar donde solo comen curry y te enfermas con facilidad- admite Caesar a regañadientes.

- A mi me preocupa que mi cuerpo no pueda soportar la diferencia cultural- Polnareff añadió, ansioso.

Avdol se rió entre dientes.

- No son más que falsas creencias. Tranquilos, este es un país agradable de gente buena y sencilla. Se lo garantizo. Llegamos a Calcuta. En marcha- Avdol fue a abrir la puerta del barco para sus camaradas.

En el momento en que se bajaron del bote, el fuerte bocinazo de un automóvil resonó en toda el área cuando niños, adolescentes, adultos y ancianos indios rodearon a cada uno de ellos: todos se humillaron y suplicaron por todo, desde propinas hasta comida e incluso matrimonio. 

- No gracias, estoy felizmente casada- dijo Josephine a un señor que le propuso matrimonio al igual que Avdol.

- No quiero, gracias- se negó Caesar a un comerciante que le ofrecía marihuana.

- Me robaron mi billetera- dice Kakyoin a un mendigo.

- ¡Una limosna por favor, señorita!- suplico un niño a Joruko.

- ¡A-Avdol! ¿Este lugar es la India?- Josephine le preguntó a la egipcia que ya se había cansado de esta experiencia.

- ¡Si! ¿No les parece un país maravilloso? ¡Esto lo hace tan fascinante!- Avdol respondió alegremente.


Después de que pasó la conmoción en el muelle de la India, Avdol actuó como su guía turístico residente: habían decidido como grupo tomar un bocado antes que cualquier otra cosa, ya que la última vez que lo habían hecho fue en el tren de Singapur. 

- Vamos, pruébenlo. Es chai. Es delicioso

Chai, una bebida muy popular de la India. Este dulce brebaje se prepara con té negro, azúcar, jengibre y leche. Todos tomaron un sorbo y luego exhalaron ante el refrescante sabor.

- Me siento más calmada- Josephine suspiró una vez que hubo bebido el té chai.

- Solo hay que acostumbrarse. En cuanto lo hagan, comprenderán lo maravilloso que es este país- le aseguro Avdol.

- La última vez que estuve tan rodeado de gente que no entendían el espacio personal, los golpeé con una llave inglesa y seguí mi camino- dice Caesar inexpresivo, obteniendo un encogimiento de hombros de Avdol.

- No importa, me gusta este lugar- declara Joruko, sorprendiendo a sus dos abuelos.

- ¿En serio, Joruko? ¿Lo dices en serio?- jadeo Josephine.

- ¿No estarás enferma o algo así?- exige Caesar, solo para gritar cuando Joruko patea su espinilla debajo de la mesa.

- Vaya choque cultural- Polnareff agarró su equipaje mientras se puso de pie- ¿Comenzara a agradarme en cuanto me acostumbre? Bueno, se dice que los humanos somos animales de costumbres.

Polnareff luego se dirige al baño, cuando un camarero lo detiene.

- Disculpe, señor. Use esto, por favor- le entregó al francés un palo largo de madera con una bola dorada unida al final y luego se fue sin más contexto.

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