Se necesita un poco de suerte y tiempo, pero el grupo logra obtener un carruaje y viajar a Karachi. Josephine dirige a los caballos por las calles de la ciudad, buscando una idea de dónde podría estar el hotel. Ve un shish kebab parado, dejando escapar un pequeño zumbido.
- Oh, deberíamos comer primero- murmura, deteniéndose y gritando- ¡Seis, por favor!
- Doce dólares- responde el comerciante. Josephine frunce el ceño cuando Caesar se inclina hacia adelante, contra la primera fila de asientos, con el ceño fruncido.
- ¿Doce? ¿En realidad?- Caesar resopla, trepando para sentarse junto a Josephine mientras regatea- Eso es demasiado. Te doy tres.
- Mi familia se morirá de hambre si vendo a ese precio- responde el comerciante con un movimiento de cabeza.
- Bien entonces. Podemos buscar en otra parte- le dice Josephine con una dulce sonrisa, levantando las muñecas para romper las riendas de los caballos. El hombre levanta las manos rápidamente, incluso agarrando las riendas para evitar que se vayan.
- ¡Te lo vendo por siete!- proclama el hombre. Josephine y Caesar comparten una mirada antes de que ella asiente hacia él. Caesar se hace cargo del regateo, manteniendo cuidadosamente el número lo más bajo posible mientras Josephine mantiene el ceño fruncido.
Si bien le encantara ser la que regatea (y también es la mejor regateadora entre los dos), pero también sabe que la aplastarían debido a su género antes de que ni siquiera pueda comprar nada, debido al descarado sexismo en Oriente Medio.
- ¡Cuatro veinticinco! ¡Es un trato!- Caesar está de acuerdo con entusiasmo, sacando a Josephine de sus pensamientos vagabundos. Salta con las manos del carruaje para conseguir la comida y cambiar el dinero, volviéndose con una sonrisa juvenil en el rostro, que cae cuando mira más allá de Josephine. Josephine se gira en el asiento y se sorprende de que la anciana se despierte.
- ¡Oigan! ¡La anciana acaba de despertar!- grito Josephine.
Joruko, Kakyoin y Polnareff se estremecieron a su manera ante la despreciable anciana - ella temblaba, Enyaba parecía como si fuera a lanzar en cualquier momento con esos ojos inyectados en sangre y una expresión facial enfermiza.
- Yo...yo...¡yo no he dicho nada! ¿Qu-que haces aquí? ¿De verdad piensas que sería capaz de revelar los secretos del Stand del amo Dio?- Enyaba habló para sí misma, horrorizada.
El vendedor de kebabs se quitó lenta y amenazadoramente las cortinas y la capucha para revelar a un hombre joven de la edad de Polnareff o un poco más joven vestido con una sencilla camisa blanca con botones y el pelo largo y negro peinado en forma de salmonete.
Horribles gusanos salieron de las cuencas de los ojos, las fosas nasales y la boca de Enya; estos gusanos brotaron como malas hierbas que sobresalieron de la anciana y se retorcieron de una manera grotesca, tan espantosa que parecía falsa, similar a la escena más inquietante de una película de terror. Estos seres parecidos a gusanos dispararon a través de sus vehículos, todos los que estaban dentro en ese momento lograron escapar justo a tiempo relativamente ilesos.
- ¡¿Que son esos gusanos?!- Polnareff exclamó, disgustado.
- ¿Por qué? ¡¿Por que has venido a matarme?!- grito Enyaba, como si hubiera sido traicionada por el que más adoraba.
- Parece ser que el amo Dio no confía en nadie. Me asegurare de que no vuelvas a hablar- a quien el grupo pensó que era un viejo vendedor de kebabs, se desenmascaró por completo, su voz era un poco extravagante pero suave con un matiz arrogante- Y ustedes cinco...tampoco saldrán vivos de esta.
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Nuevo mundo, nueva aventura
FanfictionEn 1989, Josephine Joestar viaja a Japón para ayudar a su nieta Joruko Kujo, ya que ambas despertaron un misterioso poder conocido como Stand en el momento en el que Dio vuelve a la vida, ahora usando el cuerpo de su ancestro Jonathan Joestar a su v...