Bovedas

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Vacaciones, nunca me agradaron, no porque me gustara la escuela, si no que por lo menos estando en clases no tenía que estar sola, en las vacaciones terminaba caminando por los pasillos de Hogwarts mirando las plantas en las ventanas.

- ___________, te tengo una sorpresa - me gire encontrándome a la profesor Minerva, mirarme desde el otro lado del pasillo, me acerque a ella, esta paso su mano por mi espalda - vamos, vamos.

Caminamos juntas hasta la oficina de Dumbledore, estramos y me deje caer en la silla frente al escritorio. Quizá no llegue a estar aquí en mi primer, segundo y tercer año con los merodeadores, pero ahora me la vivía aquí, incluso cuando Dumbledore no estaba.

- Qué bueno que estas aquí, acabamos de conseguir algo para ti - mire como pasaba dos llaves por encima de su escritorio- oficialmente tienes acceso a tu herencia y tu bóveda privada, vuelves a las primeras diez personas más ricas del mundo mágico.

Mire las llaves intentando procesar todo, las tome con cuidado, observe la letra y el nombre de mi madre en la más grande.

- Puedo preguntaras cuanto...

- Ahora mismo tienes en tu poder medio millón de galeones en tu bóveda y no tenemos una cifra exacta para los que tiene la de tu madre, pero calculamos por lo menos dos millones de galeones - explico Minerva con una sonrisa - oficialmente eres independiente y no dependes más de tu padre o de mí.

- Ay por Merlín - sonreí con tantas ganas - le regresaré cada galeón que gasto en mi.

- No es necesario querida, es como si le cobrara a mi hija - la abrace con tantas ganas, <igual se los daría o se lo compensaría luego> esto era fantástico.

- Que te parece si la siguiente semana, te damos un pasaje al callejón diagon - asintió, sonrió mirando mi emoción.

Después de eso regrese a mi habitación, el resto de la semana me la pase organizando mi salida, estaba asquerosamente emocionada por la oportunidad. Estuve haciendo ahorros desde que regrese, apenas tenía mil doscientos galones, pero ya era algo ¿cierto?

Lo junte dando accesorias en pociones, vendiendo algunos postres y ayudando a los gemelos con sus ideas para objetos de broma, me acomode la mochila y tome mi saco, tarde un poco en llegar a las estaciones, pero lo hice.

Intente mantener la calma cuando llegue a le entrada del callejón diagon, no había venido desde antes de lo que ocurrió en el bosque, era muy arriesgado, ahora es igual de arriesgado, pero ya que.

- ¿Te ayudo? - mire a una chica mujer más grande que yo, tenía una sonrisa agradable y parecía tranquila.

- Si, por favor - asintió, toco un par de ladrillos y esto se movieron abriéndonos el paso.

- Gracias, adiós- me despedí alejándome, caminé a paso rápido hasta la entrada del banco.

Entre con toda la actitud que pude, ninguno me miro y eso me causo tranquilidad, hice exactamente lo que la profesora Minerva me indico y unos minutos después ya estábamos en camino a mi bóveda.

- La llave, por favor - se la pase, observe como abría la puerta, mi vista paso del duende a la cantidad de galeones y cosas que estaba dentro de la bóveda - la espero aquí.

Entre mirando todo, había algunos retratos, mi vista paso a la mesa en el centro de la bóveda esta tenía algunos galeones y dos joyeros, abrí uno topándome con diversos anillos y collares. Me provee varios anillos hasta que alguno me quedo y me los coloque, mire varios cuadros, entonces note mi escoba en la esquina de la habitación.

- Esa escoba - mi acompañante se asomó- ¿es de la señora Foster?

- No, trajeron algunas pertenecías de su hija cuando falleció - asentí, entonces lo noté.

- ¿Cuándo falleció?

- ¿Cuándo falleció?

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O.S, Lineatus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora