Oscuridad

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Durante los últimos años de mi vida, experimenté una serie de sucesos que me marcaron profundamente y que me perseguirían para siempre. Muchos de ellos habían sido momentos de vida o muerte, en varias ocasiones creí que iba a morir, incluso sentí dolores que me habían hecho desear morir.

Ese tipo de vida no debería volverse costumbre para nadie. Yo no la había elegido, pero había sido mi destino. Intenté por mucho tiempo recuperar algo de normalidad, quería paz, escapar de los problemas pero sobre todo de sus consecuencias.

No sabía cómo afrontar los estragos de todo lo que me había sucedido desde que me habían secuestrado... O incluso desde que había conocido a Amelia. Las secuelas siempre quisieron resurgir, siempre permanecieron cerca de la superficie, esperando el momento perfecto para tomar el control sobre mí. Pero siempre me las había arreglado para detenerlas...

... Hasta que experimenté el peor dolor que se podría sentir hasta ese entonces. El dolor de ver a Bruno ser atravesado por una bala. Nada se comparaba con eso. Absolutamente nada.

Podía soportar cualquier castigo que el destino me quisiera dar, a esas alturas no me importaba terminar muerta, pensaba que estaba preparada para cualquier cosa. Pero que Bruno sufriera, era insoportable.

Cuando cerró sus ojos, mientras yo intentaba sostenerlo y le gritaba desesperada que por favor resistiera, sentí que una parte de mí había muerto. En ese momento supe que si lo perdía... Mi vida se iría con él.

Estar en el hospital, rodeada de ruido, caos, la angustia constante que siempre estaba presente en la atmosfera de las salas de espera, intensificaban la histeria de estar esperando a que el doctor saliera del quirófano para decirme si Bruno había sobrevivido o no a la cirugía.

Luego de estar unas 3 horas sentadas en el piso helado, cubierta de sangre, afuera de la puerta por la cual había visto a Bruno entrar, entubado, con la camisa rasgada, y rodeado de enfermeros, pude reaccionar. Eli se me había acercado varias veces para hacerme hablar, para que dijera algo, cualquier cosa. Los chicos también lo habían intentado, pero ni una palabra salió de mi boca.

Reaccioné para ponerme de pie y caminar de forma automática hasta el baño al final del pasillo. Note las miradas de los chicos, pero las ignoré. Solo necesitaba tomar agua.

Cuando entré al baño, estaba a solas, me miré en el espejo por un largo rato e intenté contener las lágrimas. Al verme sentía tanto odio. Quería ocupar el lugar de Bruno, quería ser yo quien batallara por vivir, no él. Bruno no merecía que le tocaran ni un solo pelo, ni siquiera merecía resfriarse. No podía aceptar la realidad de que lo estuvieran operando para salvarle la vida a tan solo metros de mí.

Me lave las manos y la cara para borrar los restos de sangre seca que tenía. No podía hacer mucho respecto de mi ropa, pero era lo que menos me importaba. Mi vitalidad se iba más y más a cada segundo que pasaba sin saber cómo estaba Bruno. Estaba desesperada, perdida, como si me hubieran arrancado la mitad de mi ser. Sentía que podía morir de tristeza en cualquier momento.

Sin energías, volví a la sala de esperas a sentarme en el mismo lugar y en la misma posición de antes. El suelo parecía más acogedor que una silla, estando ahí me sentía un poco más a salvo. Al menos así no me caería si me desvanecía, lo que sentía que podía pasar.

Evan apareció de la nada luego de haber estado desaparecido por un largo rato. No lo miré, solo note que se acercó a los chicos para charlar mientras estaban todos reunidos. No sabía de qué se trataba pero nada me importaba, si el mundo se estaba acabando allá afuera, si llovía fuego, si había un tsunami, si nos declaraban una guerra... Todo parecía tan insignificante y poco importante. Solo Bruno estaba en mi cabeza.

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora