La Pitonisa

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Luego de la discusión, aproximadamente una hora después, entre a la casa. Bruno se había quedado conmigo. Habíamos tenido una buena conversación. Ya no quería ahorcar a Becky, pero definitivamente lo haría si me volvía a dirigir la palabra.

El asunto con Evan era distinto. Todavía no podía creer que le hubiera contado algo tan importante a Becky, luego de que prometió no hacerlo, y luego de que le dije que lo mataría si lo hacía. ¿Por qué se comportaba así? ¿Qué pretendía? ¿En qué mierda estaba pensando?

Estaba tan molesta, que me tomo toda la noche recuperarme. No volví a hablar con nadie más, no estaba preparada para enfrentar las preguntas. No solo había problemas con Becky y Evan, sabía que tendría que hablar con mis amigos y explicar lo que había pasado, explicar qué mierda estaba ocurriendo con mi "padre" y todo lo que había dicho la maldita.

Cuando entré, todos actuaban como si nada, Evan y Becky no estaban ahí. Me miraron como si todo estuviera bien, sabía que lo hacían para hacerme sentir mejor y darme a entender que no teníamos que hablar todavía. Subí a mi habitación. Escuche que en la habitación de la parejita habían discusiones, pero no se entendía lo que hablaban, y tampoco me interesaba me escuchar.

Me quedé ahí toda la noche, Bruno me subió comida, comió conmigo pero luego le pedí que fuera a compartir con el resto porque necesitaba estar sola. La rabia me comía por dentro, no podía creer que esa desgraciada estuviera al otro lado de mi cuarto como si nada, luego de haberme insultado como se le dio la gana ¿Quién se creía que era? No me conocía, ni siquiera sabía por qué estaban buscando a mi "padre", le estaba llamando asesino (lo cual me importaba una mierda), pero me estaba llamando asesina a mí. Me estaba juzgando por culpa de él, y actuando como si le fuera a hacer algo, o se fuera a contaminar con mi presencia.

La quería lejos. Pero no estaba segura de si esta vez aguantaría hasta que ella se diera por vencida y se fuera, o si tenía que olvidarme de todos ellos de una buena vez y largarme. Eso sonaba a los más racional y sano. Pero se sentía incorrecto.

Eli fue a verme a media noche, yo ya estaba casi dormida, estaba exhausta. Entró con cautela y se sentó en la cama. Luego se acercó y acomodó para comenzar a peinar mi cabello. Eso era algo que solíamos hacer desde siempre, ella hacía las trenzas más lindas del mundo, y cada vez que había un problema, que yo estaba triste, o luego de una discusión tonta, comenzaba a peinarme y a conversar.

- ¿Comiste bien? – preguntó con suavidad

- Sí – dije con la voz cortada, no hablaba desde hace horas

- Puedo traerte un té, o lo que tú quieras

- No quiero nada

Continuó jugando con mi pelo.

- ¿Están molestos los chicos? – le pregunté

- Claro que no

- Pero les mentí

- Están acostumbrados

Eso era cierto.

- Es un asunto serio, no tenías la obligación de compartirlo con todos ellos, y lo entienden

- ¿Les explicaste?

Ella sabía todo.

- No, no me corresponde, tú debes hacerlo si es lo que quieres

- Debo hacerlo, tengo que explicarles, no quiero que se queden con lo que dijo la perra esa

Soltó una pequeña risa.

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora