Sin límites (Parte 2)

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Volví a casa por la tarde de ese día. Acordamos volar a Oregón el miércoles. Estaba nerviosa, muy nerviosa, no podía creer que Bruno había aceptado venir y seguir la locura de propuesta que le había hecho. Sería una bomba. Esperaba que esa bomba llegara directamente a la cara a Evan.

Bruno me avisó al día siguiente que había comprado su boleto de avión, con escala en Houston y luego al aeropuerto de Portland, el más cercano a Mount Hood. Yo esperaba comprárselo a modo de regalo, pero no quiso aceptarlo, quería desbordar sus ahorros de vacaciones.

Lo mejor es que sus vacaciones no durarían solo una semana, se quedaría hasta mi graduación, siendo mi acompañante, junto con mi madre.

- Pero ¿Quién es ese chico? – me preguntó ella

- Mi entrenador, y amigo

- ¿Es solo tu amigo? – preguntó con astucia

- Mmm... sí – respondí con la cabeza agachada

- A mí no me puedes engañar

- Lo he hecho desde los 13 años – susurré

Me miró con reproche.

- Ya no eres una adolescente

- No me recuerdes eso – le dije con angustia

- Asúmelo, eres una adulta, te vas a graduar de la universidad

- Ya no me lo recuerdes

Sonrió.

- Háblame más ese chico, Bruno

- Creo que te va a gustar, es muy simpático

- Me gustará si es que a ti te gusta

- A mí... Me gusta, es un gran amigo

- Amigo... Claro ¿Y qué pasa con Evan?

La miré fijamente.

- Mamá, Evan está muerto para mí, en todos los sentidos posible, es un idiota

- Eso no es cierto – aseguró

- Olvídate del Evan de antes, cambió, ahora tiene novia, me odia y yo lo odio

Mi mamá no se lo podía creer. Pero me dejó en paz, me ayudó a preparar mis cosas para el viaje, yo no podía dejar de pensar en la reacción de todos cuando vieran a llegar a Bruno. Quería ver la cara de Evan. Pero en realidad, lo que más me emocionaba, era ver a Bruno... Lo extrañaba, necesitaba de ese bienestar que siempre me daba.

El único problema, es que llegaría un día después de nosotros, pero me aseguró que no tendría problemas con ello y que no me preocupara, que se las ingeniaría. Yo volé el miércoles, llegué antes que los chicos, los tuve que esperar. Cuando llegaron y vi a Evan, se me revolvió el estómago, me di cuenta de lo estúpida que era por estar ahí... Pensé en mandarlos a la mierda, esperar a Bruno y tomar un vuelo a cualquier otro lugar para estar a solas con él.

Pero teníamos una misión. Nos reencontramos todos y emprendimos camino hacia la montaña, para llegar solo debíamos tomar un autobús. Nos bajamos en el pueblo, compramos las cosas que creíamos serían necesarias y caminamos hasta la casa. Estaba un poco lejos, pero apenas había nieve en el camino, así que no nos costó tanto llegar.

Cuando finalmente llegamos, quedamos impresionados. La casa era hermosa, no era muy grande pero tampoco pequeña, era de color marrón oscuro que hacía que resaltara en el paisaje blanco de la nieve. Había una camioneta estacionada que el padre de Patrick guardaba en el garaje para usar mientras estaban en Oregón. Nos había dejado las llaves, así que usarla nos facilitaría la vida.

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora