Confrontaciones

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La incertidumbre de no saber cuándo iba a despertar Bruno, iba a ser mi peor enemiga por los siguientes días. Tendría que esperar y mantenerme en ese estado de decadencia hasta que lo viera abrir sus ojos nuevamente. Hasta ese entonces, tendría que enfrentar a mi segunda (y autoproclamada) peor enemiga: Becky. Como ya es bien sabido, Becky y yo no nos soportábamos, hasta la había ahorcado. Había sido un dolor de cabeza desde el momento en el que la conocí. Ella me odiaba y eso no era un secreto, había sido bien clara respecto a eso, me deseaba lo peor.

Pero jamás me había imaginado que de verdad estaba dispuesta a contribuir en aquello, en provocarme el peor dolor: Perder a Bruno. Antes de ir a enfrentarla, mientras esperaba para poder ver a Bruno ser trasladado desde el quirófano a Cuidados Intensivos, las piezas en mi cabeza comenzaban a ordenarse y muchos cabos sueltos se estaban atando, desde la actitud de Becky los días previos y el día de la tragedia, hasta las palabras oscuras que me había dicho la chica vidente.

Eli se mantuvo a mi lado todo el tiempo, sostenía mi brazo sin soltarlo por ningún motivo. No sabía si lo hacía para darme apoyo o para contenerme de ir a partirle la cabeza a Becky. Seguramente pensaba que eso iba a hacer, y claro que esa idea se mantenía firme en mi cabeza, pero estaba tan desconcertada y débil que no era capaz de agarrarla a golpes. Al menos no es ese momento.

Esperamos cerca de veinte minutos afuera del quirófano. Necesitaba ver a Bruno aunque fuera por un segundo para poder avanzar, para enfrentar a Becky, para poder comer, para poder dormir, para poder respirar sin sentir que tenía millones de agujas enterradas en los pulmones. Cuando las puertas se abrieron y salió una camilla empujada por cuatro enfermeros, mi cuerpo casi se lanza contra ellos, pero las rodillas me temblaban y solo pude desvanecerme. Eli me sujeto y me ayudó a poder acércame un poco para ver el rostro de Bruno.

Logré verlo, aunque solo por un par de segundos, vi su rostro hinchado y pálido. Parecía un fantasma, no era el Bruno que estaba acostumbrada a ver todos los días, pero era él, y volver a verlo vivo, aunque inconsciente, se sentía como una pequeña gran victoria. Ahora me dedicaría a estar pendiente de él, a su lado, todo el tiempo, hasta que despertara. Y no iba a descansar hasta que eso ocurriera.

Tanto yo como los chicos nos sentíamos mucho mejor, más aliviados y tranquilos. Pero apenas comencé a volver a la realidad, Becky apareció en mi mente como el siguiente asunto a resolver.

- Eli – le dije a mi amiga

Ella me miró intrigada.

- No puedo creer que por primera vez desde que te conozco, vaya a admitir que tienes razón en algo

Frunció el ceño.

- ¿De qué...? – comenzó pero a mi mitad de la oración entendió a lo que me refería – Ah... ¿Te refieres a la víbora?

Asentí. Mire alrededor buscándola pero no estaba por ninguna lado.

- Mavis tenía razón, esa maldita te iba a causar un gran dolor, ella lo dijo, y resultó cierto

- A dónde está – pregunté en voz alta para que alguien me diera información

Evan, que estaba apoyado sobre la pared junto a Sam, se acercó de inmediato para detenerme antes de que siquiera empezara.

- Cris, antes de que vayas con Becky, por favor hablemos – me pidió

- ¿De qué? Yo no tengo tema de interés contigo – dije cortante

- Por favor, no te precipites, no te descontroles con Becky

- ¿Hasta cuándo te crees con derecho a meterte en mis asuntos y decirme qué hacer? Déjame en paz, y deja de defenderla... No lo puedo creer

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora