Atrapada

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El doctor hablaba y hablaba pero Bruno y yo solo nos concentrábamos en mirarnos el uno al otro mientras la enfermera lo examinaba. Era mi mamá la que retenía toda la información importante asintiendo y haciendo preguntas.

Me sonreía como totalmente absorbido en apreciar los detalles de mi rostro. Me preguntaba que estaba pensando. Quería que todos se fueran luego y nos dejaran a solas para poder ponerlos al tanto, aunque no tuviera intenciones de darle detalles de todas las desgracias que habían ocurrido en el tiempo en el que había estado inconsciente.

Yo, por mi parte, intentaba no sonreír, pero era muy difícil. Era un momento con que hasta hace unas horas solo podía soñar; tenerlo frente a mí, despierto, y con esa mirada de complicidad de siempre. El tiempo y la distancia entre nosotros jamás sería un obstáculo.

- ¿Usted no tiene ninguna pregunta, joven? – le dijo el doctor a Bruno con un tono que hacía evidente que nos había sorprendido en otro mundo

- Solo quiero saber cuándo voy a poder irme a mi casa

- Su casa, lamentablemente está muy lejos de aquí, un viaje en avión no sería lo ideal

- Pero cuándo podrá al menos salir del hospital – hablé yo

- Si todo sigue bien, en dos semanas... Quizás – respondió sin quitar esa expresión seria

Solté un suspiro. No era tanto tiempo.

- Durante la noche podrá comer alimentos líquidos, esperemos que su cuerpo lo reciba bien, de ser así, en tres días pasará a alimentos sólidos

Bruno asintió con pereza. Parecía importarle poco el tema de las comidas, quizás quería lo mismo que yo. Que todos se largaran de una vez para estar juntos.

- Su herida tiene muy buena evolución, por suerte es un hombre joven y sano... al verlo me dan ganas de ponerme a hacer ejercicios – comentó rompiendo su careta de médico

Hizo un movimientos con sus brazos como expresando lo musculoso que era Bruno. Tanto este como yo intentamos contener la risa. El doctor parecía tener un pequeño crush por Bruno.

No lo culpaba. A pesar de todo lo que había pasado, seguía viéndose tan guapo y sexy como siempre. Algunos simplemente nacían con ese privilegio.

- Nos vamos, volveremos en unas horas – anunció el doctor, finalmente

No tuve que decirle ni una sola palabra a mi madre, ella salió junto con el doctor y la enfermera para darnos privacidad. Desde la esquina de la habitación me acerqué con emoción contenida. Moví la silla lo más cerca de él posible y me senté al mismo tiempo que tomaba su mano. Hubo unos segundos de silencio en los que seguíamos mirándonos como bobos, hasta que hablé.

- Esto parece un sueño

Su sonrisa se extendió.

- Espero que no lo sea – dijo casi tan preocupado como yo de que realmente estuviéramos viviendo en una fantasía

Suspiró con fuerza, como con ganas de hacer funcionar sus propios pulmones. Movía sus pies, su cuello, sus hombros, debía estar tieso de tanto tiempo sin moverse ni un centímetro.

- ¿Cómo te sientes? – le pregunté - ¿Te duele? – indiqué la herida en su pecho

La miró con despreocupación, como si recién se diera cuenta de que estaba ahí.

- ¿Esto? Solo es un rasguño – respondió

Su humor era sorprendentemente bueno para alguien que había estado en coma semanas.

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora