Despierta

759 51 2
                                    

Estaba cansada como no se pueden imaginar. No había renunciado, había sacado el ultimo poco de fortaleza que me quedaba y decidí quedarme en ese jodido cuadrilátero, e ir al día siguiente, y al siguiente a ese. La verdad, hacer eso era una pésima idea, "entrenar" con ese "hombre" era una tortura que parecía no tener fin, pero debía hacerlo. Era una cuestión de dignidad, orgullo y masoquismo. 

Durante el entrenamiento no nos hablábamos, él solo me daba órdenes y yo intentaba seguirlas. La mayoría de las cosas que me pedía hacer me salían mal, intentaba enseñarme técnicas de golpes y patadas pero siempre las hacía del asco y terminaba lastimándome. No tenía ningún sentido seguir así, verle la cara me daba dolor de estómago, y pronto tendría otros dolores por su culpa. 

Ese día (que sería un completo desastre, otra vez) no se le ocurrió nada mejor que ponerme a competir con otro chico, él entrenaba con alguien más, y literalmente nada bueno podía salir de eso, yo no tenía ningún chance de esquivar alguno de sus golpes, estaba mucho más preparado que yo porque su entrenador sí se dedicaba a enseñarle. 

- No te asustes, solo hazme caso - me decía - pon en práctica  todo lo que te he mostrado

Su voz me apestaba. 

- ¿Te refieres a la nada? - le dije desafiante, como siempre

Puso los ojos en blanco. Ya arriba del ring, con las protecciones puesta, mientras esperaba a que el otro chico se alistara con su entrenador, miré a un grupo de chicas que solía ver en el gimnasio recurrentemente, cuchicheaban entre sí y se reían, al principio no entendí porqué, pero prestando más atención me di cuenta que hablaban sobre el idiota que tenía al lado, por alguna razón que no lograba comprender, esas chicas encontraban atractivo al Aprendiz. Le eché un vistazo, y no siendo muy honesta, no encontré absolutamente nada bueno en él, ni físico ni psicológico, sobre todo en lo psicológico, ese idiota estaba totalmente jodido.

- ¿Qué miras? - me preguntó mirándome de reojo con esa clásica actitud de mierda que ya me tenía más que enferma 

- Nada - respondí 

Volví a mirar a las chicas, lo miraban como si fuera un pedazo de carne. Se me pusieron los pelos de punta, no le deseaba el martirio de estar siquiera cerca de Bruno a nadie, ni a mi peor enemiga. Era tan despreciable, bruto, insoportable, su genio era algo imposible de lidiar, era todo lo que odiaba... era lo peor... y mientras pensaba en eso no pude evitar recordar a Evan... mi Evan... en que él era todo lo que amaba. Ningún otro chico podía llegar a ser tan bueno como él, y yo... lo había dejado ir, como la gran idiota que era. Sentí un pinchazo de dolor en los brazos. 

- Hey - dijo el Aprendiz sacándome de mis pensamientos 

- Qué - respondí automáticamente

- Concentrate  

- Ya sé 

- Estás en las nubes

No respondí. 

- ¿Lista? 

- No

- Agh - alegó - intenta al menos darle un golpe, y esquivalo, anticipa sus movimientos 

- No entiendo por qué tengo que hacer esto, no quiero dedicarme a competir ¿que no entiendes?

El chico ya listo, se acercó al centro del cuadrilátero. Era moreno, más alto que yo, tenía un horrendo tatuaje en el pecho que se le asomaba por el cuello de la camiseta, parecía un chico tranquilo, tampoco se veía muy entusiasmado en la pelea, seguramente porque se tenía que enfrentar a una chica, y eso siempre le daba miedo a los hombres, como si nos fueran a quebrar con tocarnos un pelo.   

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora