Boxeo al atardecer

639 41 1
                                    

A la mañana siguiente, Bruno estaba echado sobre su lado de la cama, me desperté antes que él, intenté procesar todo lo que había pasado el día anterior. Luego vi la hora, y ya eran más de las 10 de la mañana, por lo que nuestro entrenamiento se había jodido. 

Él se veía muy tranquilo durmiendo, no veía el punto de despertarlo, no era necesario. No podía ir a trabajar porque tenía entrenamiento conmigo, y yo definitivamente no iría. Así que me levanté en silencio y fui a la cocina a hacer café. 

Desde ahí le eché un vistazo panorámico a mi nuevo y reluciente departamento. Me sentía orgullosa. Ahora estaba en un lugar seguro, limpio y agradable que me hacía sentir increíblemente bien, todo estaba en orden, se veía perfecto aunque aún no tuviera en que sentarme, al menos tenía un techo. 

Tal parece que no solo el departamento te hace sentir tan bien. 

Mi conciencia comenzaba a molestarme.

El Aprendiz no es tan malo como parece.

Estaba consciente de que un montón de cosas muy extrañas habían sucedido. Me había quedado despierta toda la noche conversando con él, probablemente me había dormido como a las seis de la mañana, había bailado samba en mi habitación, y le había contado demasiado sobre mí, más de lo que debería. 

No sabía muy bien qué hacer con toda esa información. Solo sabía que no me partiría la cabeza pensando en ello, que seguiría haciendo lo que quisiera, y lo que quería era seguir compartiendo fiestas con el Aprendiz. 

Sentí que comenzaba a moverse en la habitación, estaba despertando. Al poco rato apareció en la sala. Se veía destrozado, igual que yo. 

- Buenos días - le dije

- Hola, Tin Tin - dijo pasando directo al baño 

Reí en silencio. 

- ¿Café? - le pregunté

- Por favor 

Le preparé una taza mientras estaba en el baño. Cuando salió se veía un poco más despierto. 

- Soy el peor trabajador - dijo con arrepentimiento por no haber ido al gimnasio 

- No puedes trabajar si no tienes a quien entrenar, y te aviso que no estoy allá

Apoyó los brazos sobre el mesón quedando frente a mí. 

- Esto no debería pasar, no me gusta que perdamos entrenamientos 

Me burlé de él y su seriedad. 

- Alguien amaneció de mal humor por la resaca

- No te rías, esto para mí es en serio, recuerda que es mi trabajo, antes que nada soy tu entrenador

- Bueno, pero ya no podemos hacer nada, perdimos nuestro turno en el cuadrilátero, todo el resto de los horarios para entrenar han de estar reservados... además, solo es una clase perdida ¿Acaso no soy a la única que entrenas los sábados? Tómalo como un día libre

Se quedó pensando por un rato con la taza en la mano. 

- Eso no es un impedimento - dijo con una idea en la cabeza - podríamos entrenar en otro lado, uno que te gustaría mucho más que el gimnasio 

Me quedé colgada.

- No entiendo

- Iré por un par de cosas prestadas al gimnasio y entrenaremos por la tarde 

- ¿Es en serio? 

No tenía ni un poco de ganas de moverme,  a penas había dormido un par de horas, mi cuerpo estaba destruído. 

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora