Cambio de perspectiva

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La mudanza fue larga y extenuante, tenía que mover lo poco y nada que tenía en mi pocilga anterior a mi nuevo y hermoso departamento. Valía la pena. Al fin sentía un poco de tranquilidad y estabilidad en mi vida, de hecho era la primera vez que me sentía tan feliz desde que había llegado a Brasil. 

Lo difícil (como siempre para mí) era aceptar y reconocer la ayuda del Aprendiz, al que ahora intentaba llamar simplemente Bruno, porque sin aceptar mis múltiples "no" como respuesta, me ayudó a acarrear con todas las cosas. Me consiguió un servicio de mudanza muy barato a cargo de un amigo suyo, me ayudó a armar la cama, los muebles, a ir de compras e incluso a limpiar. Lo sé, era muy extraño e inesperado, pero ahora se comportaba de una manera distinta conmigo, sin dejar de ser un completo idiota, lo que era parte de su naturaleza. 

Digamos que a pesar de todo, y todo lo que me negué a aceptar su ayuda (que según él era a cambio de nada), quería que me ayudara. No me juzguen, sé que antes lo odiaba y que renunciar al orgullo no era algo muy propio de mí, pero la verdad es que lo necesitaba, y sí, me estaba aprovechando de él. Era la única persona que "conocía" en la ciudad y que además estaba dispuesta a darme una mano, no podía seguir con la arrogancia, no era estúpida, era algo estratégico. Además, habíamos llegado a acuerdos, estábamos en buenos términos, y él me era servicial en muchos aspectos, ergo, tenía que dejar de pelear y ablandarme un poco, además... él no era tan malo como parecía. Por su parte, él ya había dejado la arrogancia en el pasado. 

- ¿Sabes que sería genial? Hacer una fiesta de inauguración de tu nuevo departamento - me dijo mientras terminaba de poner las cortinas que recién había comprado, arriba de una escalera

Solté una carcajada.

- Ni de chiste, ni siquiera tengo una mesa, ni sillas... ni dinero para dar una fiesta

- Pues invitas a la gente y le dices que te traigan una mesa y unas ofrendas para tu nuevo hogar, así todos ganan 

- Lo dudo, además, ni siquiera conozco a suficiente gente para invitarlas a una fiesta

- Yo sí, puedo invitar a un montón de gente, además, cómo piensas conocer nuevas personas si no haces una fiesta, es la ocasión ideal

- No hablas en serio ¿o si?

Lo miré e hizo una cara de burla, como si yo fuera una aguafiestas. 

- No necesito nada de eso - añadí

Ya había tenido suficiente con todo el desmadre de mis tiempos mozos en Indiana.

- Yo creo todo lo contrario

- Tú siempre estás en contra de todo lo que yo digo

- Y siempre tengo razón

Moví la cabeza negando con una sonrisa mientras refregaba los platos nuevos en el lavavajillas. 

- ¿Cuánto te queda? - preguntó luego de unos minutos 

- Estoy terminando, ya se está haciendo tarde, deberías volver a casa, dudo que haga más cosas por el resto del día, solo quiero tomar una ducha y echarme en la cama

Llegó hasta donde mí y se sentó sobre el mesón de la cocina. Me miró mientras me secaba las manos.

- ¿De qué hablas? No bromeaba sobre lo de la fiesta

Levanté las cejas.

- ¿Y qué pretendes? traer un montón de gente hasta acá ¿Ahora?

- No, pensaba que ya que te resistes a eso, podría llevarte a ti hacia el montón de gente

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora