Amazonia

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Bem vindo ao Brasil.

El quinto país más grande del mundo, 208 millones de habitantes, poseedor de la mayor variedad de flora y fauna, el exportador número uno de café y azúcar del mundo, el país de la Samba y el fútbol. Mi nueva realidad, mi nuevo calvario. 

Mi llegada a Brasil había empezado mal, e iba a seguir mal. Solo que en ese entonces no lo sabía. De todos modos ya estaba ahí, ni aunque me quisiera devolver podía hacerlo. Tampoco me atrevía a ser tan cobarde y marcharme al primer inconveniente que se me presentara, me había preparado para ello, sabía que no iba a ser fácil. 

Básicamente el primer problema que podía llegar a tener, lo tuve. Llegué a la embajada de Estados Unidos con todos mis papeles y una gran sonrisa llena de esperanzas porque, hasta ese momento, Río era la ciudad más hermosa en la que había estado, llena de gente muy alegre, playas increíbles y cerros en medio de la ciudad llenos de cultura y naturaleza, un clima exquisito, comidas muy atractivas, música en todas las calles... se respiraba la esperanza en el ambiente, esperanza de empezar todo de nuevo, alejada de todos, sobre todo de él. Pero todo se arruinó, y más pronto de lo que esperaba, fue cuando en la embajada me dijeron que no me podían dar asilo porque no tenían más cupos en sus residencias. Por la grandísima mierda ¿Era en serio? Un lugar donde dormir era literalmente lo único que necesitaba.

Bueno, por lo menos no me dejaron sin techo, me hablaron sobre unas "viviendas sociales" en donde acogían gente por un par de días gratuitamente, me podría quedar ahí por un par de noches mientras encontraba un lugar fijo para vivir, el problema es que para eso necesitaba dinero, y ahí tenía mi segundo problema. 

El arriendo de departamentos era sumamente caro, los barrios más económicos estaban al otro lado de la ciudad a casi una hora de la universidad, no conocía a nadie y a penas podía comunicarme, tenía que conseguir empleo para así poder arrendar algo en un barrio más central que además no fuera tan peligroso. 

Me habían advertido que tuviera mucho cuidado con mis maletas al andar por la calle, pero el peligro no estuvo ahí precisamente, llegaría de la mano de la pensión en la que me ubicaría la embajada. Estaba en el barrio de Curicica y al principio parecía un lugar quizás no muy cómodo pero tranquilo. Pero en la primera noche apenas pude pegar ojo por las constantes peleas en los pasillos, los disparos en la calle, las sirenas policiales, etc. Además la habitación que me habían dado era sumamente húmeda, la ventana no cerraba y el pestillo de la puerta estaba malo, a veces funcionaba y a veces no. A la mañana siguiente las cosas se pusieron más feas, había un baño comunitario por piso, me levanté temprano porque no tenía ningún sentido quedarse en la cama, pero de todas maneras estaba lleno y yo era la última en la fila. 

Unos chicos estaban sentados en las escaleras conversando en voz alta, hablaban en portugués así que no les entendían nada, no me daban buena espina, me miraban y murmuraban, a veces comenzaban a reírse descontroladamente de la nada y al segundo después estaban serios. Eran morenos y delgados, tenían la cabeza rapada y usaban ropa como dos tallas más grandes. Estuve media hora esperando entrar al baño, cuando finalmente la señora que estab antes de mí y que acababa de salir me gritó algo con un tono de molestia para luego irse rápidamente. Me quedé pasmada sin entender nada hasta que de mi espalda provino una voz masculina.

- Te dijo que cinco minutos 

Me volteé, me hablaba uno de los chicos de la escalera.

- ¿Disculpa? - le dije

- Cinco minutos para bañarte

Me di vuelta y entré. Cerré bien la puerta y entré a la ducha. Apenas había agua caliente, pero pronto esa sería mi última preocupación, comencé a sentir a los pocos minutos luego de echar el agua a correr, que alguien golpeaba la puerta, o más bien, la forcejeaba. El corazón me saltó, pensé de inmediato que esos cerdos estaban intentando entrar. No logré terminar de bañarme, salí me sequé y me vestí, todavía sentía golpes en la puerta, me senté en el suelo y apoyé mi espalda en ella para que que no pudieran entrar. 

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora