Mareas altas, corazones agitados

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Desperté con mucha hambre y el refrigerador vacío. Necesitaba ir a la tienda y abastecerme un poco. Rápidamente tome un baño, me vestí y me tomé una taza de café. Tomé mis cosas y salí del departamento. 

Bajé las escaleras, cuando llegué al piso de abajo Bruno iba saliendo de la casa de su abuela. Nos miramos. 

- Hola - me dijo mientras se acercaba

- ¿Qué tal la resaca? - le pregunté burlona

- ¿Me lo preguntas a mí? Tu eras la que no se podía mantener ni en pie

Reí.

- Yo estoy de lo mejor

- Claro, si lo vomitaste todo

Puse los ojos en blanco. 

- Veo que vas de compras, yo iba a subir para ver que estuvieras bien y a hacerte una pregunta

- ¿Cuál?

- ¿Qué harás mañana?

Lo pensé.

- Mañana es domingo así que no haré mucho, no trabajo así que quizás me dedique a estudiar

- Tengo un panorama mucho más divertido

Le miré con curiosidad. 

- Mañana iremos a la playa con mi familia, iremos a Arpoador ¿La conoces? 

- No, no he tenido tiempo para disfrutar las playas de Río

- Mi abuela quiere que vayas con nosotros

Me quedé pensando. Sonaba genial, pero me ponía un poco nerviosa la idea. 

- Iremos en la camioneta de mi padre y de uno de mis primos, hay espacio suficiente para ti

- No lo sé

- Vamos, mi abuela está entusiasmada, y mi madre la apoyó 

Hubo silencio mientras él esperaba a que me decidiera.

- Y yo quiero que vayas - añadió

Tomé una gran bocanada de aire. 

- Solo imagínalo, todo un día en la playa, bajo el sol, con caipirinhas y tu buen amigo Bruno 

Sonreí.  

- Está bien - dije 

- Sabía que no te podrías resistir, salimos de aquí mañana a las 9 

- Está bien, pero que conste que voy solo por las caipirinhas 

Luego de eso yo retome mi camino y fui por comida. De paso también compre un par de cosas que necesitaría para el viaje a la playa, como bloqueador y lo principal, un traje de baño. 

Estaba bastante emocionada por ir, me sentía con ánimos y con fuerzas otra vez, mentales y físicas. LLevaba bastante tiempo sin perderme la medicina y al parecer lo de la anemia había pasado, pero para confirmarlo esa misma tarde fui al doctor para tomarme muestras de sangre. 

Algo estaba ocurriendo que de pronto comenzaba a dejar toda la angustia atrás de forma más acelerada. Se sentía un alivio enorme, porque había pasado semanas infernales y ya no podía seguir así, necesitaba moverme y rápido. Y sorpresivamente, eso era lo que estaba pasando. 

¿Al fin el universo estaba de mi lado?


A la mañana siguiente, me levanté y preparé un bolso con las cosas que necesitaría, un cambio de ropa, toalla y esas cosas. Bruno me llamó y me dijo que la camioneta ya estaba afuera. Bajé y me lo encontré con un hombre adulto, se parecían un montón, así que intuí que era su padre. 

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora