La Boda

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Desperté temprano, me había comprometido a ayudar a decorar la calle para la boda del señor y la señora Dias, la cual sería al día siguiente. Pero antes tenía que ir a una clase, de vuelta compraría algunas cosas para la decoración y a comprarme un vestido para la ceremonia, nada elegante, pero apropiado a la ocasión. 

Terminé eligiendo un vestido largo de color negro lleno de estampados florales por todas partes, con un escote medio y un tajo no muy revelador en la pierna, era muy cómodo y casual. Cuando volví al edificio a eso de las 2 de la tarde, ya no dejaban pasar vehículos, los vecinos habían cerrado la calle, un montón de personas estaban poniendo una alfombra color fucsia muy linda, desde nuestro edificio y el de enfrente, estaban decorando las ventanas por fuera, la boda comenzaba a tomar forma.

Me encontré con Lucia y me puso a trabajar en unos arreglos florales. Cuando estaba en ello, entre medio de las Azucenas blancas y rosadas, vi a Bruno a la distancia, obviamente no iba a quedarse sin ayudar. Se me apretó el estómago, luego de la conversación que habíamos tenido, se había ido de mi casa dejándome la sensación de que estaba un poco cabreado conmigo. Esa idea no me hacía sentir bien, no quería que estuviera molesto... pero quizás eso era lo mejor por el momento. 

No, no lo era ¿A quién quería engañar? Me sentiría de la mierda si Bruno se enojaba conmigo. 

Él estaba subiendo a un poste de luz con ayuda de una escalera y colocando luces estilo navideñas pero de color blanco alrededor de todo el fierro. Lo observaba de reojo cada cierto tiempo, y dio la casualidad de que él lo hizo precisamente cuando yo lo hice, sentí una puntada en el pecho, apartó su mirada como si hubiera sido un accidente haberme mirado. Eso no se sintió muy agradable. 

Volvía a mirarlo pero él no lo hacía de vuelta, se bajó de la escalera y avanzó a un poste que estaba más cerca de donde yo me encontraba haciendo las decoraciones. Tampoco me miró, era como si yo no estuviera ahí ¿Ni siquiera se iba a dignar a saludarme? Yo podría hacerlo, pero era muy estúpida como para eso. Luego estaba casi a mi lado, y nada... Comenzaba a sentirme molesta, no me gustaba sentirlo tan lejos ¿Estaba jugando conmigo otra vez? 

- Hola Nina, me mandaron a ayudarte con las Azucenas - dijo otra de mis vecinas, se llamaba Muriel, era muy parecida a Lucia, misma edad, misma alegría brasileña, de hecho eran muy amigas 

- Genial, tenemos que armar seis floreros para el pasillo que da al altar, y otros seis para los costados exteriores, es decir, por fuera de donde estarán los asientos ¿Me entiendes?

- Sí, claro, te ayudo 

Ella era muy simpática e intentaba sacar temas de conversación, yo intentaba concentrarme en eso pero Bruno estaba literalmente frente a mí, a menos de dos metros y seguía ignorándome. Ahora estaba arriba de la escalera colgando banderillas de tela blancas y fucsias con bordados en dorado, amarró un lado y se dispuso a ir hacia el otro extremo para desplegarlas, pero tenía que cruzarse conmigo para eso. Estaba esperando que diría para pedirnos permiso y movernos de ahí. 

- Chicas ¿Las puedo molestar? - dijo tan agradable como siempre

- Claro no hay problema - dijo Muriel 

Lo miré directamente, ante mi mirada no le quedó otra que mirarme también. 

- Permiso - me dijo, yo aún no me movía 

- Ten cuidado con los floreros - le dije en un tono serio

Asintió. Me moví y con Muriel nos quedamos a un costado esperando que terminara. 

- ¿Qué tal se ve? - nos preguntó desde arriba 

- Se ve muy lindo, los colores están preciosos ¿cuántas más pondrás? - dijo Muriel 

Quiero Olvidarte (#2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora