Capítulo 3

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Capítulo 3

Se estaban comiendo a besos bajo la lluvia, perdieron la noción del tiempo y del lugar.

Victoria soltó el paraguas al primer asalto, por esto también estaba empapada...

Heriberto permitió que tomara un respiro, pero en solo segundos ya la estaba besando nuevamente... Cubriendo y acariciándole los labios, bebiendo de su boca y disfrutando de la cercanía de sus cuerpos aunque mojados...

La lluvia pareció aumentar, pero aún así, ellos no se movían... Ahora se miraban apartando el agua que les caía por la cara y les impedía verse... El paraguas había desaparecido y sin decir palabras, el doctor guió a Victoria hasta donde estaba su coche. Abrazándola por los hombros y corriendo el mismo paso.

Cuando lo notaron ya estaban dentro del auto. Uno junto al otro, era un coche deportivo y el interior era muy pequeño, podían sentirse hasta asfixiados.

Y si a Victoria le quedaban dudas que ese hombre era millonario, esa noche quedaban resueltas. Era el tercer auto que le conocía ¿Acaso usaba un coche diferente cada día??

Por su parte, Heriberto la contemplaba casi con devoción... El poco maquillaje se le había corrido y el cabello naturalmente estaba mojado. Pero aún así se veía preciosa... Sin temor alguno estiró la mano y le acarició las facciones... Pasados unos minutos en que él había encendido la calefacción...

H: Permite que te lleve a tu casa...

>> ¡Imposible resistirse! Además del físico, ese doctor era un caballero andante... <<

Tímidamente Victoria aceptó y le indicó el camino a su residencia. No tan lejos tal como se imaginó Heriberto...

V: Es aquí... Muchas gracias... (Intentando abrir la puerta)

H: Espera... (Bajándose él antes para abrirle la puerta al estilo de los galanes de décadas anteriores)

V: Gracias... (Renuente a tomar la mano qué le ofrecía, pero la tomó finalmente)

H: ¿Vives sola?? (Reflexionando al instante que fue un atrevimiento preguntar eso)

V: No... Con Antonieta...

H: Qué bueno... Digo, así no estás sola...

V: Si... (Apenas viendo como estaba vestido)

>> El típico traje azul de cirugía, que por la lluvia se le pegaba a cada músculo del cuerpo y el cuello en "V" de la camisa mostraba una parte del pecho...

H: Victoria... Yo sigo muy apenado contigo...

V: No doctor... No tiene por qué...

H: Sí, sí tengo y me llamo Heriberto... Permíteme invitarte a cenar... Te prometo que esta vez me aseguraré que mi hijo no nos interrumpa... ¿Qué te parece mañana??

V: El sábado...Y siempre y cuando lleve al niño...

¡Alarmas encendidas para Heriberto!! ¿Se había encariñado tan rápido con Max??

O quizás quería usarlo como pretexto para no estar a solas con él... ¿....??

H: Si no hay otra manera...

V: No la hay.

H: Está bien... El sábado paso por ti con Max a bordo.

V: Si... Que tenga buena noche, doctor...

H: Tú también, Victoria...

Y sin pedir consentimiento la tomó del talle y unió sus labios a los de ella, entrelazándolos en un cálido contacto...

TRES PALABRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora