Capítulo 80

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Capítulo 80

Un botón seguido de otro... Dejando al descubierto parte de su piel y la tela del sujetador...

Él se llevó una mano al nudo de la corbata y se lo aflojó...

Iba a quitársela, mientras se relamía los labios al ver cómo una mujer se desvestía para él...

Pero ella fue más rápida y se encargó de casi arrancarle la corbata... La camisa...

Y él parecía estar dedicado a devorarla con su mirada...

Aunque tuvo que cerrar los ojos y apretar los dientes cuando una mano se cerró justo sobre la bragueta de su pantalón...

Abultado... Crecido... Y muriendo por ser liberado...

Ella misma le desabrochó el cinturón y de ahí para abajo lo desvistió...

Heriberto la tomó del cuello, atrayéndola para besarla severamente...

El destello de luz les permitió a ambos ver con claridad sus rostros, mucho más porque sus miradas y sonrisas parecían tener un brillo mayor...

>> "Qué bueno que no lo estás... O tendría que retirarme en este momento..." <<

H: No. (Sonando fuerte pero desesperado al mismo tiempo) No vas a irte.

No iba a dejarlo en medio camino, menos cuando lo estaba acariciando de esa forma que volvía loco no al doctor, sino al hombre...

Un ronco gemido fue inevitable contenerlo en su boca...

H: Victoria...

Sin saber cómo, él subió los brazos de la silla, perdido en el placer de las caricias femeninas... Ya estaba completamente listo para el acto...

Ella fue más rápida... La rodeó el cuello con los brazos cuando se sentó a horcajadas de él...

Con una mano se apoyó en el hombro de Heriberto, y con la otra tomó la gruesa prueba del deseo masculino...

Le besó el lóbulo de la oreja y de paso le susurró algo al oído...

Lentamente se colocó hasta que la punta de la erección de él estuvo a la entrada de su cuerpo...

Bajando lentamente... Sintiendo cómo él se abría paso en sus íntimos pliegues... Un placer que los estremecía... Gimiendo cuando lo ensartó completamente dentro de ella...

Las manos de él fueron a las caderas femeninas... No podía contenerse cuando la sintió a su alrededor e intentó penetrarla más allá del límite...

Y es que siempre era perfecto e intenso con él... Fue eso lo que Victoria le dijo a Heriberto al oído...

No se movió hasta que su marido la llenó totalmente... Perfectamente colmada por él... Sus terminaciones nerviosas se alteraron...

Heriberto la tomó de las caderas y no quería esperar por ella, pero Victoria estaba decidida a ser ella quien guiara la sensual cabalgada...

Largas y duras embestidas... Uniéndolos entrañablemente...

Lo oía gemir de placer y sus movimientos adquirieron mayor seguridad...

La cabeza echada hacia atrás... Los senos descubiertos justamente en frente del rostro de Heriberto... Al alcance de su boca...

Tomó un pezón en ella y lo succionó... Frenéticamente...

Una intensa sesión de amor... En ese y en todos los momentos, él le pertenecía... A Victoria no le quedaban dudas...

TRES PALABRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora