Capítulo 51

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Capítulo 51

H: Victoria... Acabas de salir del hospital...

V: exactamente... 1 semana completa durmiendo sola... No vas a irte...

H: ¿Y si me volteo y te aplasto??

V: La cama es inmensa... Y no me importaría...

H: no quiero lastimarte...

V: Ándale... Métete a la cama...

H: pero vestido...

V: no doctor, como suele dormir...

H: mi amor...

V: Si. Por favor...

>> "Por favor..."

Y ahí estaba el Dr. Ríos Bernal... Complaciendo a su adorada esposa... Al pie de la cama, deslizándose la camiseta de pijama hacia arriba... Mientras ella miraba la exhibición...

El pantalón de pijama lo dejó sobre donde yacía la camiseta y se metió a la cama en ropa interior simplemente...

H: cumplido... (Abriendo un brazo para que ella se recostara en él)

V: ¿Ves como no era tan difícil...? (Pasando sus dedos por el contorno del pecho y abdomen de su marido)

H: mi vida, no... (Deteniendo la mano a escasos milímetros de la cinturilla del bóxer)

V: ya no me deseas como antes, es eso, ¿verdad?? (Empujándolo y separándose de él)

H: No es eso mi amor... (Ahora buscando un acercamiento)

V: Pero claro, tantas enfermeras jóvenes y bonitas que no dejan de coquetearte a diario...

H: Victoria... Estás en un error...

V: primero querías dormir en otra recámara y ahora no me quieres tocar, ¿Qué quieres que piense??

H: que te estoy cuidando...

V: déjame. Ahora soy yo quien no quiere que me toques... (Acostándose de espaldas a él)

H: mi amor, llevo días bañándome con agua fría, ¿Y sabes por quién??

V: (Sonriendo pues estaba logrando su propósito)

H: por nadie más que por ti... Tu ropa, la cama, los espejos, el baño, la recámara completa está impregnada de ti... (Acariciándole el brazo desnudo)

V: ¿Entonces...? ¿Por qué no quieres...?

H: si quiero... Pero esperaré hasta que estés completamente bien... Me da miedo lastimarte... (Inclinándose a besarle la mejilla)

Victoria se giró y alzó la boca para besarlo... Y la fuerza de voluntad de Heriberto salió de la habitación...

La envolvió con su aroma varonil... Levantó unos dedos y los pasó por el escote del camisón...

Completamente perturbada, gracias a las sensaciones que su marido ejercía en su cuerpo... Y apenas empezaban...

H: yo haré todo... ¿de acuerdo...?

V: ¿Yo me salgo de la recámara o qué...?

H: Victoria... A veces tu sentido del humor sobrepasa el mío... (Deslizándole el tirante del camisón y dejando al descubierto la herida perfectamente vendada)

Ella supo que él se estaba lamentando y lanzando improperios... Se acercó y lo besó en los labios...

V: no es nada, mi amor...

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